viernes, 4 de julio de 2008

Un poco de todo en el mismo día

El día de hoy ha sido variado, ¡no nos hemos aburrido!

Como ayer, empezamos con clases. Hemos cambiado de profesor otra vez. Hoy es una mujer que se apellida Uchida (no nos ha dicho el nombre). Es un poco mayor que los demás profesores, y tiene el aspecto de una abuela joven, pero entrañable.

Igual que la profesora de ayer, Kawano, nos ha hablado despacio y claro de forma que se entendiera. La clase ha sido menos densa que ayer, pero la verdad que hemos aprendido cosas importantes a la hora de manejar verbos. Ya lo he utilizado varias veces hoy mismo, en conversación normal.

Nos ha dado para probar unos dulces con sabor a uva. Era demasiado dulce para mí, como la mayoría de cosas dulces que me he encontrado por aquí desde que he llegado. Creo que los llamaban budou (uva en japonés) De todas formas lo comen los niños, a los demás creo que no os gustaría.

Además nos ha enseñado cosillas que se usan durante el Festival de Gion: los Manekinekos, que son gatos de la suerte (se venden en Japón en general, no sólo en Kyoto, pero el Festival de Gion es un buen momento para comprarlos/venderlos). Uno lo tenían para mantener a los familiares cerca y el otro para no perder los amigos.

El otro objeto era una cabeza con un nombre raro (Daruma -> ¡Gracias Kawai!), y si os fijáis no tiene los ojos pintados. Había que pedirle un deseo, y si se cumplía le tenías que pintar el ojo, o eso he entendido. Aquí los tenéis. La profesora además sostenía un rascador de espalda extensible, ¡muy práctico!

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Después de eso... ¡a comer otra vez en la uni! Hoy no tenía mucha hambre... tengo que desayunar menos, porque llego a las 12 sin ninguna gana de comer. Al menos así he comido barato, menos de 500 yenes. ¡Ah! Antes de eso he podido conocer en persona al que me va a acoger en su familia. Muy majo, ¡y parece le gusta mucho la fiesta! Ya nos enseñará los lugares de salir por la zona. Ha venido con una chica muy maja que estudia algo de español. Les gusta mucho practicar con gente de fuera los idiomas que aprenden. Yo no he tenido esa suerte, ¡jajaja!

Después de comer... ¡por fin nos hemos ido a una tienda de kendo! Miho conocía a unas chicas que practicaban kendo y conocían la tienda. Al final estaba muuuuuy lejos de donde me dijeron la primera vez, y la verdad que en autobús no está muy lejos del hotel.

Resulta que la tienda era Tozando. Supongo que los mismos que venden por internet.

He hecho muchas fotos de la tienda, como ocupan mucho aquí mejor os pongo los links:

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Si os gusta algo no tenéis más que pedirlo, aunque mejor que sean pequeños por eso del transporte, ya lo siento. Por mi parte, he comprado una hakama (algo así como un pantalón ancho) nueva y un dogi (chaqueta) de tejido fino para días calurosos. He aprovechado también para comprar un tenugui (trapo que se usa para la cabeza y que absorba el sudor) y una tsuba sencilla pero bonita (es un aro que se coloca en la parte superior del agarre de la "espada", que funciona como guardamanos).

Era muy curioso verles arreglar partes de la armadura, en directo. Estaban a base de martillazo y aguja, todo el rato. ¡Ya me gustaría aprender a mí también!

Efra también se ha pillado algo de kendo y aikido. en sólo 15 minutos nos han cosido los nombres en las prendas que hemos elegido, en diferentes colores como se puede ver en una de las imágenes. ¿El naranja sobre el fondo azul quedaba bien verdad?

No sólo eso, he grabado un vídeo en la tienda, aunque alguna de las chicas ha andado merodeando y diciendo algo en ¿castellano? ¡Parece italiano! Dice ti amo... ¿seguro que estudia español? Bueno, no importa porque es muy maja.



Después de eso, el calor apretaba, y mucho. Bueno, como casi todos estos días. No hago más que quejarme del calor, ¡pero de verdad es excesivo!

Hemos vuelto al hotel para... ¡darnos una buena ducha y arreglarnos para la fiesta! Los de la universidad han montado una minifiesta para los estudiantes de intercambio y los asistentes. Los que veníamos de fuera nos hemos arreglado lo justo, camisa y poco más. Los japoneses se han arreglado bastante más, con corbata y toda la pesca. Las chicas, como llevan vestidos más ligeros, se han arreglado mucho mejor.

Antes de entrar en la cafetería Libre (la misma donde comemos normalmente), nos han enviado a una especie de salones donde si traíamos ropa nos podíamos cambiar. No era nuestro caso, pero como hacía fresquito porque estaban con el "eakon" (aire acondicionado) a tope, nos hemos quedado hasta que nos han llamado. En la sala hemos sacado una buena foto, ¡parece de portada de disco!

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De izquierda a derecha, son Miguel (de Salamanca), yo y dos estudiantes mexicanos con los que hemos hecho buenas migas.

En cuanto nos han llamado hemos bajado. ¡Qué gracia! Había hasta cámaras de televisión grabando el evento, acercando el micro por arriba a cada grupo de conversación. A cada uno de nosotros nos han dado una tarjeta para colgarla en el cuello. Ahí tenías que escribir tu nombre, para que te reconocieran (en japonés y en tu idioma). Me ha entrado complejo de mascota durante un momento, pero bueno, todo sea por conocernos mejor.

Ha sido una fiesta muy tranquila la verdad. Es lo que tiene estar en el campus. Han traído comida un poco justa, más de uno se ha quedado sin postre. Aunque la comida era variada: había trozos de pizza, unagi (sí Genji, ¡lo he probado! es dulce, en España le pones una salsa de vainilla y lo podrías servir como postre), sushi con o sin alga, rollitos vietnamitas, yakisoba, takoyaki (una especie de bolas de pulpo rebozadas, muy ricas y típicas de Osaka), salchichas... y se me olvidan cosas. Si reconocéis algo en las fotos me decís.

No hay fotos apenas, porque como después de sacar estas de la comida han apagado las luces ya no podía, no tengo flash en la cámara del móvil... después de lo de

La cerveza se ha acabado pronto, pero Andrew, uno de los australianos, ha conseguido una botella de cerveza Asahi no se sabe cómo. ¡Bien por él! Una pena que no hubiera cerveza Suntory. La probé el martes y me encantó, ¡os la recomiendo!

En la fiesta han montado un espectáculo de un malabarista o algo así. Sinceramente no le he hecho mucho caso. Se le han caído un par de veces los cacharros, tendría un mal día. Luego una chica ha empezado a cantar versiones de canciones variadas. No sé si tenía el micrófono mal o qué, ¡pero parecía que gritaba todo el tiempo!

Así que he decidido pasar de esos actos y centrarme en pasar un rato a gusto con la gente. ¡Las japonesas nos pedían fotos todo el rato! Nosotros, como unos caballeros, a posar, ¡jajaja! Muchísimas aprenden español, ¡todas quieren hablarnos!

Y no sólo nos hacíamos fotos entre nosotros. Los de la gaceta universitaria estaban todo el rato fotofotofotofotofotofoto. ¡Qué saturación de flashes!

Ya a las 21:00 nos han echado lo que se dice a patadas de la Libre. Hombre, no quedaba ni comida ni bebida, pero al menos se estaba fresquito. Nos hemos quedado un buen rato fuera de cháchara, mientras acotábamos los planes de mañana. Visitaremos dos templos por lo menos: Fushimi y Kiyomizu-dera. ¡Desde tempranito a moverse y a aprovechar el día!

jueves, 3 de julio de 2008

Hoy no hay visita

Poco a poco, vamos metiéndonos más en el ambiente. Llevamos sólo 5 días, ¡pero parece que llevemos una eternidad aquí! Eso es que estamos aprovechando los días. El día de hoy ha sido más de trabajo que de diversión, así que hay poca foto.

Y efectivamente, tocaba volver a clase. Hemos cambiado tanto de aula como de profesor. Nuestra profesora de hoy se llama Kawano. Es una mujer muy dulce y habla de forma que se le entiende de maravilla, nada que ver con Hiroshi, el profesor del martes.

En clase, hemos dado un rápido repaso a la forma de tratar de los adjetivos, mientras describíamos la excursión de ayer a Nara. Al parecer les gusta preguntar sobre nuestras experiencias. Es una buena forma de practicar también.

Además de eso, hemos empezado a utilizar oraciones más complejas con varios verbos. Bastante difícil para mi nivel, pero como la profesora habla muy claro la verdad es que se hace más llevadero.

Las clases han sido densas, pero lo cierto es que hacía falta un poco de caña para mejorar el nivel de idioma. Mañana cambiaremos otra vez de profesor, ¡a ver qué tal es!

Después de clase, hemos ido a comer de nuevo a la misma cafetería de la universidad. Nos gusta la Cafetería Libre, tiene comida de varios sitios: china, con curry, japonesa, americana, italiana etc. Así cada día cambias un poco y no te cansas. Por mi parte, hoy he tomado un primer plato chino (una ensalada de pasta con una gamba, tomate, pepino y huevo hilado), y de segundo un plato de arroz al curry con una especie de algo empanado, que parecía una croqueta plana cortada en tres. De postre una rodaja de pomelo y unas natillas de chocolate (aquí las beben, les ha hecho gracia que yo usara la cuchara). Las japonesas que comieron delante de mí (las dos Miki con las que cenamos ayer) se sorprendieron que comiera tanto. Pues vaya, si esto es comer tanto... ¡a ver qué pasa cuando vengan a un asador de los que hay por el norte!

Hemos tenido que comer rápidamente, porque ya a la 1 tocaba una segunda sesión de instrucción. No era de idioma, sino de una clase de orientación tipo concienciación de lo que uno se puede encontrar en nuestra estancia con la familia. Un profesor muy majo, Smith, canadiense, nos ha estado contando sus experiencias y ha hecho unos ejercicios muy interesantes:

Nos ha dividido en grupos heterogéneos para comentar nuestros diferentes puntos de vista sobre las estancias en una familia de cultura diferente. La verdad es que con la simple charla entre todos nos ha hecho aprender mucho unos de otros. Además, para procurar que no nos fuéramos por las ramas, cambiamos de grupo varias veces. Cada vez teníamos que tratar diferentes aspectos del tema. Cada vez que rotábamos, algunos salían delante para opinar sobre lo que nos preguntaba Smith. A mí me ha tocado salir la última vez, ya para despedir el evento y opinar sobre la actividad llevada a cabo. La verdad es que me ha encantado, nos hemos enterado de bastantes cosas y no sólo de japoneses. Eso está muy bien a la hora de abrir la mente.

Además, he podido hablar con Thomas Worker, que resulta que es un chaval que está en la misma familia que yo aquí. ¡Resulta que esta familia va a acoger a dos estudiantes! Vamos a estar 8 personas, según me ha comentado el propio Kuni en el MSN (así se llama el chico que me va a acoger). A ver cómo nos apañamos.

Después de esto, teníamos un par de horas hasta hacer kendo. Como al final iré a comprar la ropa de kendo mañana (sí, esta vez sí), he ido a una tienda de segunda mano para conseguir algo con lo que hacer kendo sin importar que se quede sudado. Por 1400 yenes he conseguido un pantalón corto blanco y una camiseta gris, que me da más que de sobra. ¡Había un montón de cosas en un estado perfecto!

De hecho, mirad lo que he encontrado:



Esta consola casi es de coleccionista, ¡y por 1290 yenes te la llevas! Estaba impecable. Si la compro con el tiempo ganará valor, estoy seguro.

Te podías encontrar vaqueros muy bien cuidados por menos de 1000 yenes, estoy pensando en pillar alguno... había hasta la chaqueta y pantalón de un traje por unos 10000 yenes.

Después, como había tiempo hasta las 17:30, he vuelto a la habitación a hacer parte de unos deberes que hay que hacer para mañana (una redacción sobre nuestro viaje a Nara) y he iniciado esta misma entrada del blog, para adelantar un poco.

Enseguida he tenido que tomar el bus para ir a la universidad. Tienen al lado la zona deportiva, y es ahí donde se hace kendo. Al llegar allí ya estaban la mayoría preparados, aunque hemos empezado a las 17:30 exactas. Algunos senpai (alumnos más antiguos que uno mismo) me han pedido que hiciera un poco de traductor para los angloparlantes, para explicar algunos conceptos. Espero haberlo hecho bien. También se han interesado por el kendo que hacemos en España, si van maestros japoneses allí y demás cosas.

En cuanto a nuestra clase de kendo, la verdad es que hoy los senpai estaban un poco perdidos, no sabían muy bien qué ejercicios proponer. Los 10 primeros minutos hemos estado haciendo algunos ejercicios sin mucho fundamento, y no ha habido un calentamiento propiamente dicho. Tampoco habría hecho falta porque hoy también hacía un calor horrible y tremendamente húmedo. Así que antes de hacer nada ya estaba la camiseta sudada. Bueno, para eso la había comprado, ¿no?

No hemos avanzado técnicamente mucho desde el primer día, así que hemos trabajado lo mismo más o menos. Es lo que toca. Cuando ha venido el mismo chico que dirigió la clase el otro día, los ejercicios han sido más interesantes. Cuenta mucho la imaginación a la hora de proponer cosas para hacer.

Hoy no me he podido quedar a ver su entrenamiento, pero he podido preguntarles qué es eso que dicen cuando chocaban los puños entre los que están en la cola. Dicen "faito", fight en inglés (hay muchas palabras inglesas japonizadas, y el silabario katakana casi siempre tiene palabras de este tipo -> por eso es muy útil dominarlo cuanto antes si sabes inglés). El sentido de faito no es el de enviar a la lucha, sino de mantener el espíritu fuerte entre los compañeros, según me ha explicado el senpai.

Al terminar la clase, les he sacado una foto mientras estaban de charla, para que veáis un poco el dojo. Está sacada desde la puerta:



¡Ah! Resulta que el que lleva las clases de los japoneses (la verdadera clase de kendo, digamos), ¡realmente tiene 21 años! Confirmado (en la foto es el de la derecha en primer plano, ya siento el desenfoque, pero la he tomado de improviso, intentaré tomar una mejor). Es un shock. Diría que tiene la masa muscular de alguien de 40, por eso me equivoqué. Además, como los japoneses tienden a tener menos barba y menos pérdida de pelo, me resulta difícil decir la edad. En fin, que he pedido al senpai perdón por semejante desliz. Me ha dicho que daba igual, pero yo sigo en mi estado de trauma profundo. ¡He dicho que tiene casi el doble de edad!

La próxima vez podré ir con hakama y dogi, ya me han dicho que puedo utilizar los vestuarios. Al menos iré más presentable, como tiene que ser. Lo malo es que hasta el martes siguiente nada, ¡me da mucha rabia!

Al salir del dojo, hemos ido los ingleses, australianos y un servidor al hotel, a darnos una buena ducha porque estábamos empapados. Efra se ha quedado viendo el entrenamiento de los de kendo de nuevo, ¡ya nos contará qué han hecho hoy!

Las otras compañeras han empezado con el ikebana, o arreglos florales. A ver si les pillo en un momento para que nos comenten cómo funciona eso.

Al poco rato de salir se ha puesto a llover bastante. Espero que refresque, la calle es como un horno. Al menos, los interiores tienen buena temperatura, algunos se quejan del aire acondicionado, ¡pero para mí es una salvación!

Por lo pronto, nada más por aquí. A ver qué nos depara el día de mañana, todavía tengo que terminar los deberes que nos han puesto.

miércoles, 2 de julio de 2008

Hoy visitamos Nara

Tal y como estaba programado en la agenda, hoy tocaba visitar Nara. ¿Y qué es Nara? Bueno, en breve, Nara fue la capital de Japón durante parte del siglo VIII, y es una población de tamaño medio, algo así como dos veces San Sebastián.

Quedamos bastante pronto, a las 9:00 teníamos que estar ya moviéndonos hacia Nara desde la Universidad, en autobús. Hemos tenido que esperar a algún rezagado, pero hemos salido bien de tiempo.

¡Vamos a Nara!



Durante el viaje, de nuevo el orientador jefe, Shichijo, nos ha explicado con su espléndida voz de locutor y su estilo formal en qué va a consistir el día (de verdad, un día de estos voy a grabarle, tendría que estar en la radio). ¿Y sabéis qué he visto al ir hacia Nara? ¡El edificio de Nintendo! Una pena no haber parado un rato, pero ni siquiera sé si tienen algún museo o algo, ¡ya podrían tener!

Volviendo al tema: lo primero ha sido ir directamente al Toudai-ji, o Gran Templo del Este. Es un complejo de templos budistas, rodeado de jardines (cómo no). Lo más llamativo es que había un montón de ciervos en todas partes, y se mostraban muy cariñosos si tenías alguna galleta para ofrecerles. Si no, te olisqueaban un rato y pasaban de ti, típico de estos bichos. En la foto tenemos a Efra amansando a las fieras:



Por ahí también te encontrabas a monjes novicios que por algunos yenes posaban para ti en fotos. Llevaban esos sombreros de ¿paja? con forma cónica. No me hubiera importado llevar uno yo también, ¡porque hacía un calor de narices!



Adentrándonos en el complejo, que tenía un estanque con carpas y todo (sacando la boca como pidiendo comida, ¡estos también igual!), llegamos a la zona principal. Sorprende lo grande del edificio que nos encontramos. Puede que en la foto no se notase, pero en directo daba impresión de ser enorme.



A la entrada había una especie de pila con arena y palillos de incienso clavados, que desprendían humo. Al parecer, la gente se acerca el humo a la cara como para purificarse. Aquí tenemos a un par de nuestras asistentas japonesas en pleno proceso de purificación, Yuki es la de la derecha (la de la izquierda no me acuerdo porque hoy es la primera vez que le veo y entre presentaciones que se hacen a diario se me van los nombres):



Nada más entrar, nos hemos encontrado con un Buda bien grande:



Ocupaba la zona central del edificio. De noche, se ilumina el interior, y desde fuera puede verse la cara del Buda a través de una abertura en la fachada. Queda muy curioso, y como había una postal de eso, me la he comprado (50 yenes, parece que cuestan eso casi todas las de tamaño normal). Además, puedes colocar un par de sellos de tinta en la postal, uno del Buda y otro del templo, que quedan bonitos. A uno de los compañeros ingleses se le ha ocurrido la feliz idea de ponérselos en la piel como un tatuaje. A ver cuándo se le borran.

En el mismo recinto, el Buda gigante compartía piso con otras figuras más pequeñas, pero todas de más de 3 metros. ¡No está mal! Además, había tienda de souvenirs. He comprado algún regalo interesante para mis sobrinos, además de la postal. ¡Espero que les guste!

Después de eso, hemos ido al centro de Nara, no sin antes tomar un refrigerio porque el calor apretaba.

En el centro, hemos ido a una calle comercial de esas con tejabana. ¡Parece que eso algo normal por aquí, porque todas las calles comerciales tienen el mismo planteamiento! Pero ésta era más pequeña que las de Kyoto. Al salir de la calle, hemos ido a un restaurante... ¡al que se entraba a través de una tienda de ropa para mujer! Si no me dicen que existe, nunca me habría dado cuenta de que estaba ahí.

Al parecer, era uno de esos sitios de "buffet come todo lo que quieras". Bueno, tenía truco porque no teníamos mucho tiempo para comer. En cualquier caso, hemos probado casi todo: sopa de miso, tenpura, arroz, salchichas, una especie de tortilla fina, una especie de croquetas, una especie de... ¡ah! cuidado con la mostaza japonesa, ¡es casi peor que el wasabi! Los que me conocen sabrán que el picante no me afecta mucho... pero esto me ha puesto la cara un poco colorada. Supongo que ayudó el que pensara que era mostaza normal y tomara un montón de un bocado, pero de todas formas os aseguro que era picante a la altura del wasabi.



De postre, teníamos algunas gelatinas un poco raras (¡una sabía a pipa de girasol!), y en una taza... ¡gelatina de café!

Nada más terminar, nos fuimos a hacer la segunda visita en Nara, al Horyu-ji. Es otro templo budista. Al parecer, guardan algunos tesoros nacionales, que no dejan bajo ningún concepto que los fotografiemos. Pero sí hemos podido tomar fotos de algunos jardines y edificios muy curiosos:



Este dragoncillo echa agua para purificarnos usando esos cazos. ¡La técnica es muy curiosa! No se debe tocar el cazo con las manos en ningún momento:



Un edificio de la sala principal, con Shichijo que se me ha colado delante, y Efra perdido atrás a la izquierda:


Aquí estamos los compañeros mexicanos, japoneses y un servidor:




He pasado un largo rato dentro de la galería de tesoros y objetos culturales de alto valor. ¡Hacía fresquito! Pero fuera, donde hacía un calor horrible, sin viento y con humedad extrema, les decía a las compañeras japonesas que había que concentrarse diciendo "¡atsukunai!", algo así como "¡no hace calor!"

Esta visita ha sido larga, porque el complejo de templos era grande. Aunque lo dicho, no dejaban hacer demasiadas fotos de Budas y demás cosas que había por ahí, como minisantuarios (shrine los llaman en inglés), interior de algunos edificios etc.

Terminado esto, nos hemos ido al autobús para volver a Kyoto, a la universidad. Las japonesas nos han propuesto ir a cenar a un sitio de sushi cercano, cosa que hemos aceptado gustosamente.
Pero como había algo de tiempo antes de ir a cenar, hemos visitado rápidamente un pequeño templo cercano al lugar. No encuentro su nombre por ningún lado ahora mismo, lo siento. Hemos encontrado a la entrada una señora mayor rezando, aunque se ha ido enseguida y hemos tenido vía libre para mirar con tranquilidad. Esto ya no era un lugar turístico y se notaba. De hecho, al llegar a la zona, alguno que estaba en la terraza de su casa ha salido a mirarnos con curiosidad.

El templo era un lugar recogido, más íntimo que los demás. No había nadie para recibirnos ni tampoco turistas (también era algo tarde).



He escuchado a Mariana hacer fotos con su mega-cámara. Le he comentado que sólo con escuchar el ruido que hace el objetivo al hacer la foto, da la sensación de la foto ha sido impresionante. Pero yo, con el dominio del idioma castellano que me caracteriza, digo algo así como: "menuda foto acabas de tener que hacer". En fin, un poco recargada la frase ¿no? Parece que no me sienta bien andar con tantos idiomas al mismo tiempo. No, en serio, estoy desempolvando mi inglés, hoy me he notado con mucha soltura. Y el japonés lo voy cogiendo poco a poco, ¡nos ayudan mucho las chicas!

Como teníamos que volver a la universidad porque habíamos quedado con las japonesas para cenar, tomamos el bus y volvemos. El sitio propuesto ha sido... ¡un restaurante de sushi! El comedor era muy curioso. Había una larga barra móvil que hacía un recorrido por todas las mesas, llevando platos y platos de sushi, alguna sopa, postres... cogías el que te parecía, menos los platos que estaban en un cuenco rojo que eran encargados. Esos encargos los hacías con una pantalla táctil junto a la mesa, y al rato pasaba delante de ti el plato. Hemos probado muchas combinaciones: con pulpo, gamba, verdura, con alga, sin alga... pero el que más me ha gustado ha sido el de atún crudo. Nunca había probado pescado crudo. No sé cómo será el resto, ¡pero este atún estaba buenísimo! ¡Quiero volver a probarlo otra vez! Ya me he quedado con la palabra de atún, se dice "maguro". ¡Os lo recomiendo! Era muy suave y tierno, se nota que se llevan el género bueno.

¡Ah! Además, en las mesas teníamos salsas típicas, de soja y wasabi entre ellas. Y no sólo eso. Uno de los recipientes contenía un polvo verde, que era té. Así que cuando querías, echabas un par de cucharadas, te llenabas tu vaso de agua caliente y ya tenías el té (teníamos grifo caliente en la mesa, pero para la fría había que levantarse).

Al final, una cosa curiosa. Debajo del grifo, podías meter los platos usados, que se usaban... ¡a modo de ficha para una especie de juego de lotería! No nos ha tocado nada, pero ha sido divertido.

Vista general del restaurante:



Aquí estamos cenando muy a gusto. El aparato que tenemos en la mesa y que parece un ordenador portátil mini, es una especie de diccionario multilengua informatizado, tremendamente útil. Los aparatos decentes cuestan a partir de 20000 yenes. Me estoy planteando comprar uno, pero estas cosas las dejaré para el final según disponibilidad de pasta.



Éste es el de atún, el que me gusta:



Ya terminada la cena (6 platos de sushi más postre y té, menos de 1000 yenes, ¡es el paraíso!), hemos vuelto al hotel. Algunos hemos ido a un supermercado al que no habíamos ido nunca. Tiene mucho más surtido que otros, es como sería un Mercadona o Eroski aquí. Quería sólo un poco de fruta... ¡pero los precios de la fruta se disparan! Enseguida, la bandeja de lo que sea costaba más de 1000 yenes. Así que me he conformado con unas rodajas de sandía, que sólo costaban 200.

Y aquí estoy, de vuelta en la habitación, con ganas de dormir. Aunque creo que me daré una buena ducha fresca, que aún no se me ha quitado el calor del día. ¡Hasta mañana!

PD: las fotos de ayer ya están puestas, ¡que las disfrutéis!

martes, 1 de julio de 2008

¡A clase! ¡Y a Kendo!

Sí, hoy sí tocaba clase. Después del test de ayer, nos han situado a todos en diferentes niveles, 3 en total. Nos hemos acercado a la lista de alumnos y hemos visto los resultados. Bueno, me ha tocado el intermedio, pero ya desde el principio sabía que me iba a costar mucho adaptarme a ese nivel.

El profesor que nos ha tocado es... lo que aquí se llamaría friki, pero friki con letras mayúsculas, color fosforito parpadeante y lo que os imaginéis para llamar la atención. Él mismo, tras presentarse, empieza a contar un poco la historia de su vida, aficiones, etc. etc. Y claro, diciendo que le gustan los videojuegos de Nintendo y Sony, disfruta del anime, tiene figuritas de personajes de manga... él mismo dice: ¡sí, soy un otaku!

Genial. Pero lo cierto es que es muy simpático y atento. Nos ha enseñado una especie de documental para ver en cuántos países se había echado Dragon Ball en la tele. ¿Cuántos eran? Creo recordar que eran... ¡65! No está mal, ¿verdad?

No sólo eso, además nos ha dado a cada uno un montón de dulces, caramelos, galletas y patatas. Algunos eran de Kyoto, que se venden durante el Festival de Gion que hoy mismo ha empezado. Esto bañado en té o Coca-Cola, como quisieras. Vamos, que hemos desayunado por segunda vez.

En fin, entre tanto, y aunque parezca mentira, íbamos haciéndonos las presentaciones de los alumnos de clase. Estamos 4 españoles, 2 mexicanos, 2 ingleses y una chica de indonesia.

Desde el primer momento he visto que me faltaba algo de nivel para llegar a esa clase. Así que realmente, voy a tener que dedicar una tarde a estudiar bien el libro de japonés de la Escuela Oficial de Idiomas de Pamplona.

Las clases son en japonés-inglés, pero no hay problema con el segundo idioma. La verdad es que estoy mejorando mi inglés a tope también, hablando con los otros compañeros de intercambio que hablan inglés: 3 ingleses y 3 australianos. Con una francesa y con la chica de indonesia también hablamos en inglés. Si ya decía yo que ese idioma es útil.

Bueno, después de clase (realmente estas dos horas han sido muy light), hemos ido a comer a los comedores universitarios. Por 510 yenes no he comido mal: una entrada de espinaca, sésamo y salsa de soja, una ensalada con huevo a medio cocer y un pescado rebozado al estilo de aquí. De postre me venía bien algo de fruta, así que como había un cuenco con naranja, pomelo y kiwi ya troceado, me lo he cogido. Si es que me cuido fuera de casa, así mami no se preocupa (si es que no hay más que una).

Después de comer, no ha habido parada. Hemos ido a un mercado que se parecía mucho a la zona comercial del centro: una calle muuuuy larga resguardada con una tejabana y con muchísimas tiendas. Aquí las tiendas eran más de cosas frescas: verduras, frutas, pescado... pero también había una tienda de bicicletas (qué cantidad de bicis se usan por aquí, y apenas hay caminos de bicis).

Una de dulces:



En medio nos encontramos un toori:



Y luego una floristería con una trastienda, que no sé si se aprecia bien, pero tiene terrazas de flores, y tantas delante expuestas que parece que no se puede entrar en la tienda:



Después del mercado, fuimos a visitar el Castillo de Nijo. De camino nos encontramos con una tienda de katanas y derivados. ¡Algunas superaban el millón de yenes! Las baratas rondaban los 30000. Como había un par de personas que estaban interesados en el tema, hemos estado esperándoles. Parece que se puede comprar una, y con un certificado especial llevártela a tu país sin demasiado problema, así que si tenéis dinero ya sabéis (para qué la uséis es vuestro asunto, un objeto de esos es muy peligroso y no hay que tomarlo a la ligera).



La tienda estaba en frente del Castillo de Nijo, así que enseguida hemos ido a la entrada... ¡para darnos de bruces con la puerta! Aunque parezca raro, el castillo estaba cerrado los martes. En fin, otro día será. Al menos pude fotografiar los exteriores:





Como teníamos tiempo hasta las 5, hemos ido a comprar algunas cosas necesarias. Yo he ido a ver si encontraba las bebidas que me habían sugerido, y ¡las he encontrado! Tanto el Juurokkucha (literalmente té 16) como Calpis. Por ahora sólo he probado el Calpis. De sabor me recuerda al Aquarius. ¡No venía nada mal con el calor que hacía hoy!

¡Sí, aquí están las bebidas!



A las 5 habíamos quedado con los de las actividades extra. ¡Enseguida veríamos cómo hacen kendo aquí! Pero, aquí ha fallado la relación ayudante - mundo desconocido para mí. Aunque no pudimos ir a la tienda de kendo, me dijeron que había indumentaria vieja que podría usar. Sólo que poco antes de llegar en autobús, me llaman Yuri y Miho diciendo que al final no lo tenían. ¡Y yo no traía otra ropa con la que practicar kendo! Y ya era tarde para volver al hotel o buscar una tienda de deporte. Así que a hacer kendo con pantalón pirata y camisa de manga corta. ¡Genial!

De todas formas, por lo menos sabía que hoy no iba a ser nada especial. La mayoría nunca había hecho kendo, así que íbamos a empezar desde el principio. ¡Pero dominar lo básico es muy importante! Así que a aprovecharlo a tope.

Hemos comenzado con lo fundamental: posturas, trabajo de pies, cómo agarrar el shinai (espada de bambú flexible) etc. Me ha sorprendido que no han hecho muchísimos ejercicios de eso, pensaba que nos tendrían toda la clase así. De hecho han empezado con los golpes de men (a cabeza) bastante pronto, no sin antes hacer algún que otro suburi (pocos también). Así que prácticamente, la clase ha consistido en esa introducción, golpes de men, kote (muñeca) y kote-men. Alguno se ha puesto el bougu (armadura) y se ha dejado pegar.

Para finalizar, nos han hecho una exhibición de las 10 katas. Daban los pasos de comienzo con bastante más rapidez que lo que estoy acostumbrado a ver.

Han sido muy amables y nos han dejado ver su entrenamiento después. ¡Nunca había visto un entrenamiento de Kendo en Japón nunca! ¡Qué interesante! Comenzaban poniéndose en filas de 3, de mayor a menor nivel (los 3 más habilidosos cerca del altar, luego los 3 que eran un poco menos, y así hasta la 4º fila). Hasta que el grupo de mayor nivel no se apoyaba en el suelo o no realizaba la acción que tuviera lugar, la siguiente fila no se movía, y así pasaba con la siguiente.

Lo primero ha sido un calentamiento. Como siempre, en cada casa se cuenta diferente. El maestro contaba hasta cuatro bastante rápido, y luego los alumnos respondían unos segundos después, contando hasta 7, luego dejando un segundo de silencio y decían 8. Curioso.

Luego tocaban suburis (golpe al aire con el shinai). Tandas de 30, con buen kiai. No se han entretenido mucho con ellos, y se han puesto el bougu. De nuevo, se ha visto claramente la separación de niveles. En una sola fila, hasta que el de la izquierda no comenzaba (aquí el maestro se ha puesto a la izquierda, no a la derecha o en frente), el siguiente no movía un dedo, y así hasta el final.

Para empezar con la práctica de la técnica, un kirikaeshi. Había visto vídeos de gente que lo hacía a una velocidad endiablada, ¡pero verlo en directo es impresionante! Los 4 primeros golpes eran increíblemente rápidos, luego decaía un poco al volver hacia atrás, y el último se daba con menor intensidad. El kiai ha sido llamativo (aunque ayudaba el que el recinto fuera pequeño y con techo bajo).

A continuación técnica básica. 3 personas se ponían en fila, y los demás hacían cola en frente para esperar hasta que les tocase realizar el ejercicio. Lo típico: men, kote, kote-men. Lo sorprendente de esto era que no sólo se escuchaba el kiai de los que realizaban el ejercicio, sino que los que esperaban en la cola también. Por ejemplo, al que le tocaba abandonar la fila principal y volver a la cola tras el ejercicio, chocaba su kote con el kote de los compañeros esperando en esa misma cola, y decían algo con buena voz. Lo malo es que no he entendido lo que decían. A cada explicación o detalle del maestro, decían hai (sí) con buena voz. Y en más ocasiones también. Después han hecho lo mismo pero en técnica corta. Muy rápidos todos.

Al terminar esto, se han puesto otra vez en fila, se han quitado el men (casco protector), y han ido... ¡a tomar té! Esto sí que no me lo esperaba. Tenían una especie de mininevera con grifo del que salía té. Nos han ofrecido un poco, muy amables. Han estado de charla un rato, y han vuelto a ponerse el men.

Lo siguiente, han practicado técnica de anticipación (debana). Uno de ellos intentaba ir a men, y el otro hacía la técnica debana que le pareciera más adecuada. Luego lo mismo con kote. Para terminar, han hecho algunas secuencias de golpes con técnicas de hiki.

Y ahora... ¡té otra vez! De nuevo, nos han dado un poco. ¡Qué atentos! Un alumno me ha hecho pasarlo mal al decirme que dijera la edad que creía yo que tenía el maestro... he dicho 40, pero él ha dicho 21. Evidentemente mintió, pero me he quedado sin saber la edad del susodicho.

Vuelta al entrenamiento: esta vez tocaba combates. Para indicar el comienzo y final del combate, usaban un tambor. Han hecho tandas de... un minuto creo, y luego otra tanda de combates un pelín más largos, o eso me ha parecido. La sensación que te queda es de abrumadora superioridad: técnica rápida, bien hecha, con kiai... ¡y eran de mi edad! Habrá que trabajar mucho más para superar el abismo, de algún modo.

Con esto, han terminado. Se han quitado el men, y se han puesto como al principio. El maestro ha tenido el gran detalle de dejarnos a Efra y a mí unirnos a los saludos finales (que somos los que nos hemos quedado a ver todo el entrenamiento, los demás se fueron antes). No estábamos con la indumentaria adecuada, pero en fin. Hemos podido despedir el entrenamiento. El espectáculo que he visto ha quedado grabado en mi memoria.

Después de esto, nos hemos despedido dando las gracias y nos hemos ido. Ellos se han quedado muuuuuucho rato charlando en el dojo. Lo sé porque me he quedado muy cerca viendo a los de kyudo (tiro con arco japonés), donde estaban algunos compañeros. Me han comentado que estarían bastante rato más, así que no he querido esperar (estaba con la ropa de calle sudada, pues aunque no hayamos hecho mucho, el dojo era muy caluroso por lo pequeño y cerrado que era). Eso sí, he hecho una foto de los alumnos avanzados para ver cómo se las gastan:



Los que no tiraban decían algo en función de si el que tiraba acertaba o no, con buen kiai también. ¡Tendré que enterarme de lo que dicen, hay tanto nuevo que aprender que casi no puedo!

Me he vuelto al hotel, pasando por el Seven Eleven (sí, otra vez). He comprado sushi ya hecho, junto con algunas cosas más para cenar tranquilamente en la habitación, que era tarde y mañana tenemos que levantarnos pronto para ir a Nara. ¡Sí, tenemos excursión! A ver qué tal lo pasamos. Nara es una ciudad muy antigua, más que Kyoto, y también conserva muchos templos. ¡Seguro que es muy interesante! Hasta mañana, que os vaya bien a todos.

lunes, 30 de junio de 2008

Un día algo más serio

Como ya avancé en la entrada anterior, hoy tocaba ir a la Universidad y comenzar con el programa. Fundamentalmente se ha dividido la mañana en 4 cosas:

- Orientación.
- Prueba de nivel.
- Contacto con los encargados de las actividades extra.
- Tour por el campus.

La orientación ha sido llevada por la misma persona que ya en el autobús (que nos llevó de Osaka a Kyoto) comentó los aspectos básicos del programa. Esta vez ha sido más extenso, con datos de cambios de aula y otros detalles. Tiene una voz muy clara, debería ser locutor de radio.

A continuación venía la prueba de nivel. En realidad ha sido muy sencillo. Sólo ha sido una entrevista de unos pocos minutos, en grupos de gente que tiene a priori un nivel similar. Nos han hecho preguntas sobre el tiempo que llevamos estudiando japonés, dónde estudiamos, qué visitamos ayer... todo acorde con ese nivel presupuesto. En seguida han sabido situarnos, y hemos salido. Los resultados vendrán mañana. En teoría hay tres posibles niveles... ¡a ver si logro entrar en el intermedio!

Teníamos tiempo hasta las 12:50, así que nos fuimos a una de las cafeterías del campus. Hay varias, cada una con su nombre. En ese momento hemos ido a la "Compagno", pero familiarmente la llaman "paño", ¡algo que puede resultar gracioso! Como no tenía hambre, sólo he tomado un zumo de pomelo y uva enlatado ¡muy rico! De momento no quiero probar otro té (después del disgusto de ayer), pero en un par de días prometo que tomaré los que me ha sugerido un amigo: 十六茶 (Jyuurokucha) y Ryokucha, entre otros.

Al volver al aula donde tuvo lugar la orientación, estaban ya preparados los encargados de las actividades extra. Nos hemos reunido con ellos, y nos han explicado el lugar y los horarios. Le he pedido al encargado de Kendo que por favor me indicara un lugar donde pudiera encontrar indumentaria básica (hakama y dogi, éste último a ser posible fino y fresco para verano). Sólo me lo ha podido localizar parcialmente, pero ahí han entrado en juego las ayudantes y me han prometido que iríamos a la tarde a la tienda a comprarlos. Luego ha tenido que ser pospuesto hasta mañana, pero es que todos andamos ocupados... ¡y las ayudantes más! Tienen sus propios quehaceres además de ayudarnos y ponernos las cosas fáciles.

En cualquier caso, mañana a las 12:20 hemos quedado en ir a la tienda a ver qué se puede encontrar. ¡Será la primera vez que veo el stock con mis propios ojos y no a través de una pantalla de ordenador!

Nota: la hakama y el dogi no me los traje porque tuve que apurar al máximo el peso de la maleta. A la vuelta tengo más margen porque gastaré cosas del neceser y no llevaré los regalos a la familia.

Después tocaba el tour por el campus. Nos han enseñado los lugares que necesitaremos con mayor frecuencia: las aulas de clase, la biblioteca y las salas de ordenadores. En la biblioteca había bastante gente: se conoce que hasta julio tienen que seguir estudiando. Lo curioso es que entre gente estudiando, también se veían otros que dormían apoyados en la mesa. Esto en realidad es muy normal: uno se encuentra gente durmiendo en cualquier lugar y postura: autobús, biblioteca, banco de la calle y más. Es todo un arte, comparable a lo de echar siesta.

Entre edificios y edificios (más de 10, todos apretados en un campus de piedra), hemos subido a uno un poquito más alto y he podido fotografiar la primera vista de Kyoto con algo de altura, y obtener algo parecido a una vista más global de la ciudad:



Como véis el tiempo ha mejorado mucho respecto a ayer.

Los teclados de los ordenadores japoneses no se diferencian demasiado de los occidentales. Sólo superponen las teclas del silabario hiragana. esto ocupa más que el abecedario occidental, y por ello, en las teclas de números también están los caracteres de hiragana escritos. Supongo que el katakana se escribirá al pulsar el Bloq Mayús.

Por último, nos han enseñado las instalaciones deportivas. El lugar donde practicaremos Kendo es muy caluroso, así que tocará sudar (como casi siempre). Sólo espero que para entonces ya tenga listo el dogi de tejido fino.

Después, hemos estado charlando todos los ayudantes y los estudiantes de Navarra y Salamanca (una chica y un chico muy majos con los que hemos hecho buenas migas). Una de las ayudantes, Yuri, se ha ofrecido a ayudarme para comprar un móvil. Al parecer, tienes que ser japonés o disponer de algún tipo de registro en el visado para poder comprar un aparato de estos (no me ha quedado del todo claro). Pero Yuri se ha ofrecido otra vez (hay que ver hasta qué punto se involucran) a poner el móvil a su nombre. Claro, lo he pagado yo, pero el aparato costaba sólo 5880 yenes... ¡y es casi tan bueno como el mío! Cámara, internet, videollamada... eso sí, luego tocaba comprar una tarjeta de prepago. He cogido una de 3000 yenes. Por lo menos hay una oferta buena que te permite enviar SMS ilimitados durante un mes por 300 yenes. Está muy bien.

Esto del móvil facilitará mucho la comunicación entre los ayudantes, o gente de Japón en general, y nosotros... al menos mientras estemos aquí. Compensa respecto a la tarifa internacional y el alquiler de móvil (500 yenes/día más consumo).

Aprovechando que íbamos desde la Universidad al centro, hemos parado en el hotel para dejar unas cosas. Pero salimos enseguida hacia la zona más comercial. Allí, como no había comido nada desde la mañana, he entrado un momento al McDonald's... ¡en vez del euroahorro tienen el yenahorro! La que allí cuesta un euro aquí cuesta 100 yenes, ¡te ahorras más del 50%!

Enseguida, hemos entrado en un amplio entramado de calles con tejabana llenas de tiendas: desde tiendas de pelucas (pelucas para vestir, en plan serio), pasando por tiendas de ropa informal o tradicional (con kimonos), hasta las tiendas de manga y los casinos Pachinko (cómo no). Cada pocas tiendas se veía a una persona-anuncio, que se dedicaba a atraer a los clientes dando voces, diciendo que tenían el mejor producto etc. etc. Otros lo hacían más callados, pero sosteniendo un cartelón. Cada tienda además tenía su hilo musical. Aspecto general de la zona:



De vez en cuando se ven personas vestidas de la manera tradicional. No sé si es algo habitual o porque la ciudad va a comenzar mañana el Festival de Gion. ¡Ya me enteraré!

¡Por cierto! Sé de uno que me pidió un muñeco de un personaje con forma de rana. He preguntado en una tienda que tenían bastantes cachivaches tipo bolsitas y algunos peluches, pero casualmente no tenían los de las ranas esas. ¡Seguiré buscando!

He entrado en una tienda de manga, y he grabado un vídeo cortito. Había de todo, desde clásicos como Akira, a nuevos de los que nunca había oído hablar (la mayoría). Temática variadísima también. Aquí entra gente variopinta: algunos perfectamente trajeados, otros más informales, pero todos se quedan un buen rato pasando hojas.

Iba con Mariana y Leyre, que paraban en cada tienda de ropa para chicas. Como me veían un poco aburrido por eso de esperarles, me han dado permiso para perderme por ahí. ¡Y vaya si me he perdido! Sabía más o menos dónde estaba la tienda de artículos de Kendo, así que me he aventurado a ver si la encontraba por mi cuenta. No ha podido ser, más que nada porque las tiendas que están lejos del centro cierran antes (y esta tienda estaba en la zona de cerrar pronto). A las 7 y media era casi noche profunda y la zona empezaba a estar muerta, así que me volví al centro, donde habíamos quedado. Pero en el paseo he podido ver cosas como el ayuntamiento:



Esa especie de aspa entre las banderas es el símbolo de Kyoto.

El río Kamo, que atraviesa de norte a sur la ciudad. Está flanqueado por un paseo que la gente usa para pasear o jugar:



Y finalmente, hemos ido a cenar junto al río, en una terraza de un restaurante tradicional. La zona era una gozada. De nuevo, nos quitamos el calzado y nos sentamos en el suelo, donde había mesas bajas. Había compañías muy agradables:



Había muchas terrazas que daban al río, todas tenían el mismo tipo de negocio. ¡Y la verdad es que funcionaban! Estábamos encantados con el lugar, pero luego ha venido la vuelta a la realidad, ya que las raciones eran pequeñas... y el estar en la terraza sumaba 1500 yenes a cada uno en la cuenta. ¡Tooooma sablazo!

Mañana día tranquilo, sólo están programadas las primeras clases. Eso sí, luego toca comprar lo del Kendo y a la tarde primera clase. ¿Cómo será? ¡Estoy impaciente!

Por cierto, he colgado el vídeo friki del autobús. La voz decía "tobira ga shimarimasu" (la puerta se cierra), ya lo he editado.

domingo, 29 de junio de 2008

¡De visitas!

Hoy el día ha empezado bruscamente cuando he recibido una llamada en mi habitación a las 9:30. Eran mis compañeros de grupo, que me estaban esperando abajo desde hacía 15 minutos... y entonces me he dado cuenta: ¡me he quedado dormido! Vaya forma de empezar. Bueno, al menos he dormido casi 11 horas de tirón, que falta me hacían.


Así que nada, he tenido que prescindir de la primera visita (la menos importante de todas las del día, menos mal). Y teníamos el día libre, no pasaba nada por faltar a algo (mañana no puede pasar eso, ya toca trabajar).


He desayunado tranquilamente de las cosas que compré ayer en el Seven Eleven (por cierto, la leche es un poco más cara que en España, porque no es algo que acostumbren a tomar). El litro de las baratas cuestan más de 200 yenes.


Después de eso, he ido a tomar el autobús que me llevaría al Kinkaku-ji, o templo dorado, uno de los más turísticos de Kyoto. Había quedado con los amigos a las 11 en su entrada, pero he sufrido una novatada al equivocarme de parada. En el mapa de las líneas de autobús ponía que el bus de interés se detenía en la parada de Shijo Omiya (al lado del hotel), ¡pero es que había dos paradas diferentes con el mismo nombre! Una casi delante del hotel y otra 50 metros más lejos, en el mismo sentido que la primera. Un buen chasco me he llevado viendo cómo pasaba de mí el autobús. El siguiente llegaba en 10 minutos, así que en vez de ir a la otra, he decidido andar un poco hasta la siguiente parada, y ver un poco los alrededores del hotel. Sorprende la cantidad de bicis que se ven, todas de paseo. Esto da para una entrada entera, que ya dedicaré un día de estos. En cuanto al tiempo, otra vez lluvia y bochorno. A su lado los días cálidos y cargados de humedad en San Sebastián son de risa.

En el autobús he grabado un vídeo sólo apto para muy frikis. Sólo se ve un poco la calle y la gente del autobús, y se oyen las voces del conductor y voces pregrabadas: un hombre que dice una y otra vez "tobira ga shimarimasu", que se oye cada vez que se va a cerrar la puerta, una chica que dice que dejemos espacio a los que van a subir, y otra chica que nos dice cuál es la siguiente parada. Entretanto, el conductor (que lleva un micrófono) dice cosas que por ahora no entiendo, salvo los agradecimientos a los pasajeros que se bajan. Pues eso, dos minutos de vídeo de mala calidad sólo para frikis.


Justo antes de la parada, veo que los amigos pasan delante del autobús, así que bajo enseguida y les alcanzo a la carrera. Ellos también se habían retrasado, y hemos llegado a la vez a las 11:30 para ver el Kinkaku-ji.

La entrada del templo es muy exhuberante en vegetación, pero ya adelanto que toda la zona del templo es exageradamente verde. Normal, con esa humedad... no había hierba, todo el suelo de los jardines era un tapiz de musgo. Por cierto, la entrada cuesta 300 yenes, y es muy curiosa:



En la siguiente imagen se ve un poco cómo es la zona principal: un estanque (con un montón de carpas asomándose a la superficie) que rodea al templo:



A partir de aquí empezaba el recorrido de tiendas. ¡Lo tienen muy bien montado! Había tres, cada una más cara que la anterior, para ver hasta dónde se estiran los turistas... todo rodeado de más y más vegetación. Y sigue lloviendo, pero hacen más de 25ºC.

Lo más llamativo es que junto a la tercera tienda había una casa de té, donde unas chicas muy amables te servían el té de la manera tradicional. Por 500 yenes, entrabas en la casa, dejabas tu calzado en la entrada y te sentabas en la zona de moqueta a esperar que te sirvieran un té verde intenso con un bizcochito dulce. Aquí he de comentar que he tenido un problema con la cámara y no se me han guardado las fotos, pero no os preocupéis que entre los amigos ha quedado claro eso de que "tus fotos son mis fotos". Las pido mañana y os cuelgo alguna de la casa del té, que merecen la pena. Nos hemos quedado un buen rato allí, pues la casa estaba abierta a uno de los jardines y se estaba muy a gusto. Además, llovía más fuerte (la inversión del paraguas de ayer está amortizadísima).

Al salir hemos ido a comer a un restaurante muy cerca de la entrada al templo. Uno de tantos negocios familiares que se pueden ver por aquí. Abajo era una tienda de souvenirs, y arriba estaba el restaurante.

Hemos comido frente a la ventana, con amiguete muy especial:



Movía su cabeza a uno y otro lado, muy gracioso ¡y se movía con energía solar! Tengo el vídeo, dura sólo 10 segundos pero es la mar de curioso:



La comida por mi parte ha sido sopa de miso y una tempura de gambas en una sopa con tallarines muy gruesos. Ha estado muy bien. El agua, como en todas partes, te la sirves tú mismo. Te levantas de tu mesa con tu vaso y echas de la jarra que hay en alguna parte. Gratis, no como allí.



Después de comer nos hemos perdido por callejuelas antes de ir al siguiente templo. Son todo casas bajas, y hay un silencio que sorprende, apenas se oye el tráfico. Todo da sensación de ser un caos ordenado (parece contradictorio, pero es así como lo ha definido Mariana, y estoy de acuerdo). Hay montones de calles así en Kyoto, tanto cerca del centro como lejos. Nosotros estábamos lejos, y aquí hay casas más que tiendas. En las zonas centrales hay más tiendas y menos viviendas.



El segundo templo que hemos visitado ha sido el Ryoan-ji. Ahí está el famoso "jardín de piedras", que evoca un minimalismo filosófico:



Personalmente, me ha gustado más lo que había a la vuelta de la esquina:



El suelo era de un musgo cuidadísimo, daban ganas de pisarlo (andábamos descalzos aquí otra vez). Y es que de hecho, ¡se dedicaban a ponerlo bonito! Les he cazado arreglándolo:



Después de salir del templo, nos hemos acercado a una zona en la que había muchísimos templos, no sin antes perdernos por más callejuelas:



Volviendo al tema de los templos: era como si los hubieran apiñado ahí a posta, para que no estuvieran esparcidos. No había que pagar entrada, y parece que la gente lo usaba a menudo como lugar de paso, pues apenas había turistas.



Después de aquí hemos merendado lo que hemos podido: intentamos entrar a una cafetería, pero por la zona no abundaban: en un sitio que ponía claramente café no nos han dejado entrar (la dependienta decía que estaba cerrado), y en otro sitio daban más bien comidas. Al final hemos entrado en un supermercado para pillar alguna tontería. El bollo con virutas de chocolate que he pillado estaba buenísimo, pero el té era horrible. Sabía a algo raro, se parecía más a café que a té por sabor, pero el color era de té. En fin, no me ha gustado.

De camino a una parada de autobús hemos visto muchas cosas: una librería con tomos manga a 105 yenes, una plantación de arroz en medio de la ciudad y muchos, muchos establecimientos de tragaperras y demás cosas. Abundan los "Pachinko", que son como salas grandes de máquinas tragaperras. Hay montones en Kyoto, y están llenas de ludópatas. Además, ponen la música altísima. Cosas de este país.

Finalmente, hemos encontrado una parada de autobús para volver al hotel. Nos hemos montado, pero pronto nos hemos dado cuenta de que íbamos en dirección contraria, así que nos hemos bajado y hemos tomado otro bus. En el hotel hemos recuperado a Leyre (que se había descolgado antes de entrar a la zona de templos apelotonados, que estaba cansada) y hemos ido a cenar a un sitio cercano en una de esas callejuelas estrechas:



Y ahora ya estoy en el hotel, con ganas de descansar, que mañana empiezan las clases. Aunque lo primero es la prueba de nivel, ¡a ver qué tal se me da!