viernes, 11 de julio de 2008

El día antes

¿Y de qué es el día antes? Os respondo. A partir de mañana ya no estaré en el hotel, sino que viviré en casa de una familia japonesa. Afortunadamente ya conozco al chico que me acogerá en su familia.

Curiosamente, no soy el único en ser acogido en su familia. Otro estudiante de intercambio, Thomas, va a vivir en la misma casa. Así que la familia acoge a dos, ¡una situación poco común!

Con esto quiero adelantar que desconozco la frecuencia con la que podré actualizar el blog a partir de ahora. Sé que tengo internet en la casa, pero desconozco la política de uso y por tanto no puedo garantizar nada.

Último asunto antes de comenzar con la entrada de hoy: he añadido cuatro fotos del karaoke del día anterior. Como no tengo flash en la cámara del móvil, tres de ellas son bastante oscuras.

Bien, ¡comencemos! Levantarse después de volver tarde cuesta bastante más de lo normal, pero había que ir a clase de todas formas. Por lo menos conocíamos a la profesora de hoy: era la "abuela" Uchida, muy amable como siempre.

Aunque a decir verdad, no sé si era porque tenía sueño o qué, pero me ha costado muchísimo seguir la clase. Afortunadamente no era sólo cosa mía, sino también del resto de la clase (contando a los que no habían vuelto tarde). Así que probablemente, la falta de comprensión no se debiera a mi estado somnoliento (mentira de autoconvencimiento).

No ha habido temario como tal, sino que sobre todo se ha orientado a los aspectos de la estancia en la familia japonesa. Asuntos como costumbres y formas locales. Nos ha puesto un vídeo que hablaba precisamente de situaciones posibles que podían darse en una casa japonesa cuando viene un extranjero. Bueno, espero no hacerlo tan mal como la que hacía el papel de extranjera en el vídeo (la chica la cagaba constantemente, no creo que en mi caso sea tan malo).

Después de clase, hemos tenido la verdadera sesión de orientación sobre la "homestay", como la llaman aquí. De nuevo, Shichijo "el omnipresente" y Mariko Asano, nos han mostrado el cómo de las cosas. Sobre todo, que hablemos con las familias. Hablando se entiende la gente, dicho universal. Por supuesto, nos prestarán todo el apoyo necesario de requerir alguna asistencia. Vamos, que son unos soles.

Tras esto, ya habían cerrado las cafeterías de la universidad (¡¡¡a las 13h!!!). Así que nos hemos ido bastantes al restaurante cercano al hotel al que fuimos a cenar hará un par de días. Donde pedías el plato de hamburguesa con salsa de tomate y huevo, pero además te daban sopa, arroz y ensalada. Nos ha gustado mucho el sitio y ya hemos repetido. Los que no habían venido se han quedado encantados.

La hamburguesa la comías con cuchara. He tenido un percance con la misma, y me he manchado la camisa (la única) de los domingos. ¿Ya no sé usar la cuchara o qué? En fin, que he ido corriendo a la "coin laundry" (tenía que ir de todas formas, quería ir con toda la ropa limpia a la casa de la familia japonesa).

He tenido mala suerte y la primera lavandería a la que he ido tenía todas las lavadoras ocupadas. Así que me ha tocado volver al hotel y preguntar por alguna otra cercana. Resulta que había una muy cerca y no la conocía.

Sólo que he perdido mucho tiempo andando. No estaba en una calle principal. Y como ya he comentado, lo que no es avenida es callejuela en esta ciudad. El dependiente del hotel me dijo que tenía que andar unos 15 minutos. Pero es que en 15 minutos me he ido hasta el quinto pino.

Por cierto, ¿os he comentado cómo está dispuesta la ciudad de Kyoto? De norte a sur, hay avenidas paralelas con el nombre "número-jo". El hotel está en la shijo (cuatro-jo), de unas 11 que creo que hay. Están separadas más o menos una misma distancia una de otra, digamos 500 metros.

Luego, los cruces de las avenidas principales te los indican uniendo los nombres. Por ejemplo, una calle perpendicular a la Shijo es la Omiya. Y ahí muy cerca es donde está el hotel, Shijo Omiya.

Volviendo al tema de la búsqueda de la lavandería: que me he ido desde la shijo hasta la shichijo (siete-jo), y he perdido más tiempo.

Al final sólo estaba a 7 minutos del hotel. Bueno, no pasa nada. Tengo tiempo de sobra hasta las 18:30, que hemos quedado en Shijo Kawaramachi (de nuevo, cruce entre dos calles).

Durante el tiempo que tenía la ropa en la lavandería, me he dado otro paseo. Y te encuentras cosas que aquí se ven de vez en cuando:



Como esta mujer vestida elegantemente. Por cierto, hay muchas mujeres que usan parasol, y a menudo lo sujetan usando unos guantes fashion. Esta parecía ser la excepción.

Y lo de las bicis en esta ciudad. Creo que ya lo comenté, pero... ¡no hay apenas bicis candadas! La prueba está a continuación:



Todas puestas como motos. Nadie las toca. Eso es algo que envidio. Eso sí, la falta de carriles específicos de bicicleta hace que tengas que estar atentísimo a los sonoros timbres que llevan y que hacen sonar para pedir paso. Si lo oís, ¡apartáos rápidamente!

Durante el paseo, me he tomado un par de botellas de te oolong de las máquinas expendedoras. Me he aficionado a este té. Además, con el paseo que me había dado a buen paso buscando la lavandería y el calor húmedo, estaba un pelín deshidratado, así que me ha venido genial.

Después de volver al hotel, me he preparado para ir a Shijo Kawaramachi, que habíamos quedado los de siempre: Salamanca, Navarra, Miho y Yuri (que vendría sólo para cenar).

Dando vueltas por la zona comercial (vamos a acabar conociéndola de pe a pa) he encontrado algo que tal vez guste a cierto lector habitual:



¡Es un montable de Keroro! Tambien están los otros personajes de la serie. Haz click en la imagen para verla con más detalle. No sé si querías un peluche blando, pero por ahora no lo he encontrado.

Y más cosas curiosas... una tienda que denomino provisionalmente "palillería". ¿Y qué es? Pues eso, una tienda con todos los modelos de palillos para comer que uno pueda imaginar. Está un poco desenfocada, pero es que en cualquier sitio con poca luz no me queda otra que mantener el pulso, y no siempre se puede.



¿Con cuáles como hoy? Yo ya tengo un set de palillos... ¡vaya, los compré demasiado pronto! Tenía que haber esperado a ver esto. Bueno, los míos también son bonitos.

Y tras tomar otro té helado por ahí, ha venido Yuri y nos hemos ido a cenar a otro de esos de barra. Nos estamos aficionando a esos. La verdad es que por ahora nos ha gustado mucho. Dan bien de comer a un precio muy asequible. De nuevo, té para beber. Esta tarde he bebido más té que en todo el mes anterior.



Aunque la conversación se hacía complicada por eso de que no teníamos más que a japoneses silenciosos comiendo al otro lado. O girabas la cabeza o no había charla.

Bueno, ¡esto es todo por hoy! Como ya he comentado al principio, no sé con qué frecuencia podré actualizar esto a partir de ahora. Pido disculpas si estáis muy interesados en estas cosas. ¡Pasad un buen fin de semana!

No, esperad que hay un detalle más. Hay quien me ha reportado problemas con los comentarios. Si es algo generalizado, por favor enviadme un correo electrónico e intentaré solucionarlo.

jueves, 10 de julio de 2008

Día de vida "normal" en Japón

Hoy nada más levantarme Leyre me ha pedido ver el correo en el portátil. Si al final todos necesitamos la tecnología, ¡jajaja!

El caso es que me he tomado con demasiada calma el desayuno y al final he llegado un poquito tarde a clase, no he podido escuchar la presentación de la profesora, pero sí he llegado a la presentación de los alumnos.

La de hoy hablaba rápido, pero no me ha costado demasiado entenderle. Ha habido un temario muy variado: conversaciones del tipo vendedor-cliente, camarero-cliente, familia de acogida-acogido etc.

Todo en la misma tónica, aplicable de forma inmediata, así que es interesante entenderlo rápidamente.

Tras la clase papeo en la uni, cafetería de siempre, mesa de siempre... hoy me ha dado por un plato chino con arroz, lechuga, cerdo empanado, un huevo semicocido de esos y por encima salsa de soja. Muy rico. Y de postre algo de fruta y gelatina de te verde (aquí se manipula el té para preparar casi cualquier plato).

Desde la hora de comer hasta el kendo de la tarde he vuelto al hotel. Tenía que recoger la indumentaria correspondiente. ¡Ni siquiera había abierto el paquete de la nueva hakama y dogi! Así que he quitado los hilos que ponen y me lo he probado todo. Longitud de la hakama bien, y dogi fresco, aunque un poco largo.

Lo que estaba claro era que después del kendo me iba a quedar como un pitufo, con eso de ropa nueva. El tinte es auténtico, se suelta por todas partes.

En el polideportivo me han mostrado los vestuarios, ¡que tienen aire acondicionado! Se agradece.
Hemos hecho ejercicios de base otra vez. Un poco de etiqueta, saludos: cuándo hacerlos y cómo. Luego ejercicios de pies (suri-ashi), y por último técnica de golpe: men, kote-men y do. No ha sido intenso pero con el calor se suda, y mucho.

Después de la clase han hecho algo que me ha sorprendido y me ha alegrado mucho. Al parecer, querían invitarme a que me uniera a su entrenamiento. Estaban dispuestos a dejarme una armadura.

Y ahora diréis que soy tonto... dejad que me explique: les he dicho que aunque mi nivel técnico fuera pasable, mi comprensión del idioma japonés es muy limitado. Enseguida han entendido a dónde quería llegar: esto iba a provocar con seguridad situaciones de malentendidos; en definitiva ralentizaría el entrenamiento, y acabaría por ser una molestia. Por ello, no he entrenado con ellos.

Tal vez pueda en otra ocasión, si acceden a explicarme con algo más de detenimiento el ejercicio que tenga lugar.

En cualquier caso, es ya un motivo de enorme alegría la sola invitación. Me anima y mucho a seguir mejorando mi técnica, ¡y también mi nivel de japonés! Quién sabe, tal vez expliquen al senpai mi situación y sean más comprensivos. Pero no pasa nada si no entreno con ellos, poder ver su entrenamiento ya es mucho.

Después de eso me he dado una ducha en el mismo polideportivo. ¡Podías elegir la temperatura del agua caliente! He tenido que quitarme a conciencia todo el tinte azul que se me había quedado en la piel. Aún y todo, he salido un poquito azul. Miguel ha sido muy amable y me ha dedicado el dibujo de un pitufo. Miho y Yuri se han reído, por supuesto.

Tras esto, tenía un rato libre para volver al hotel, ordenar un par de cosas y prepararme para ir al karaoke. ¡Ya era hora de pisar uno!

Aquí en Kyoto hay karaokes a mansalva, aprended a leerlos en silabario katakana cuanto antes para localizarlos rápidamente a pie de calle.

El karaoke al que hemos ido estaba muy bien, siendo el primero al que voy. Hemos reservado un salón con bastantes sillones, un reproductor, un televisor de plasma grandote y altavoces para oír lo bien que suena tu voz.



El lugar: aunque esta foto está tomada ya cuando nos íbamos, de ahí que la mesa esté con cosas encima. Ya podéis ver la tele, el reproductor, los sillones y las mesas. ¡Sala para nosotros solos!



Aquí ya se ve todo más claro, todavía no habíamos bajado la luz. Ah, claro, podías modificar la intensidad de la luz, que no lo he dicho.

Podías pedir papeo y bebida y te la llevaban a tu sala, un lujo. En este teníamos canciones en inglés, menos mal porque lo poco que conozco de canciones japonesas es de anime (¡que también las había!).

Una chica, Yui, rompió el hielo cantando la primera canción. El problema es que puso el listón muy alto, así que nos costó lanzarnos.



Sí, es Yui dándolo todo en eso de cantar.

Se ha cantado de todo lo que había: desde canciones de anime como Naruto y Evangelion, pasando por Bon Jovi, Muse y otros, hasta otras canciones japonesas totalmente desconocidas para mí.

En mi caso, he cantado un poquito de todo: rompiéndome la voz con el heavy, por supuesto: Metallica, Iron Maiden. Una canción suavecita de Dream Theater (ya con la voz rota así que poco pude hacer), otra de 3 Doors Down. Y Eric Clapton, ya mítico con su canción Pretending. No está mal para una primera vez.

Finalmente todos cantamos unas cuantas canciones, solos o en grupo. En japonés, en inglés, en francés... de todo un poco. ¡Nos lo hemos pasado de maravilla! Y me ha salido por menos dinero que la cena de ayer, reserva de la sala incluida.



Aquí tenemos a unos cuántos cantando en grupo. Es muy bueno si se tiene un poco de vergüenza para estas cosas, o si gusta a unos cuantos la misma canción.

Aunque claro, se nos hizo un poco tarde... y ya no tienes ni bus ni tren. Así que hasta el hotel a pata. No estaba demasiado lejos, menos de 20 minutos.

Y como ya es muy tarde, me despido. Como ya dije, he subido algunas fotos del karaoke. ¡pasadlo bien!

miércoles, 9 de julio de 2008

Rutina por la mañana, atracciones por la tarde

De la misma manera que en los días anteriores, el miércoles a la mañana tocaba seguir aprendiendo un poco de lengua japonesa. Esta vez ha sido de la mano del profesor Tanaka, otro nuevo. Nos contó que venía de la isla de Kyushu, la isla grande del sur de Japón.

Así, como a él también le ha tocado hacer de turista en Kyoto, nos preguntó qué habíamos visitado, y qué tal la excursión a Osaka.

En cuanto a nueva materia, nos ha dado pautas para explicar a la familia cosas sobre nuestra propia familia y lugar de procedencia.

Después de clase, había quedado con Kuni de nuevo. Esta vez para ir al parque de atracciones de Universal Studios, en Osaka. Se supone que también iba a venir uno de los ingleses, pero tras pedirle que esperara quietecito después de comer, desapareció misteriosamente.

Estuvimos buscándole por todas partes, pero inútil. Al menos se nos unió Andrew al plan, uno de los australianos de intercambio.

Tomamos el tren hacia Osaka, y en una hora aproximadamente, ya estábamos a las puertas del parque (había una estación a 100 metros de la entrada, todo un lujo).

Una vez dentro, lo que choca es que, de repente, parece que has abandonado Japón. Estaba lleno de banderas de Estados Unidos, edificios del estilo de allí, música de fondo de películas de Hollywood...



Pero seguíamos en Japón. Como muestra, esta exhibición de Hello Kitty. Muy empalagoso, pero a los pequeñines les entretenía.

La primera atracción consistía en la típica montaña rusa. La cola era un poco más larga que las del resto (era miércoles, así que tampoco es que hubiera demasiada gente). Nada más montar te subían por una especie de túnel a modo de lanzadera, para caer bruscamente y empezar el recorrido de vueltas, curvas y piruetas varias. Muchas fuerzas g y un montón de adrenalina acumulada después.

Una vez abajo de fijabas en el recorrido de la montaña y bueno, pasabas encima de la gente que paseaba tranquilamente por ahí. Ya se darían algún susto oyendo a la gente gritar, ¡jajajaja!

Después probamos una especie de paseo en barcaza. La chica que conducía el barco montaba un show en el que intentaba acabar con el tiburón gigante que aparecía aquí y allí mostrando sus fauces.

Lo más espectacular fue el incendio (real) de un montón de gasolina sobre el agua. Sorprendía el calor que desprendía, ¡aunque estábamos a más de 15 metros!

Una vez capturada la presa había que hacerse una foto con el causante de tantos problemas:



Lo curioso es que te hacían la foto con tu cámara si querias, pero luego podías comprar la foto que te hacían ellos con su cámara... ¡por 1200 yenes! Andrew comentaba: ¿por qué voy a pagar por algo que ya tengo y es igual? Es una obviedad, pero es que tiene mucha razón.

Lo siguiente, el parque jurásico. Montamos en una barcaza y a pasear por el agua otra vez. Encontrabas bichos gigantes por aquí y allí, unos fieros, otros tranquilos. Al final, te subían a una zona alta. Y claro, luego había que volver abajo. Nos dejaron caer por una cuesta muy inclinada para frenar en el agua. Acabamos empapados, por supuesto. ¡Bueno, un poco de fresquito no viene mal!
Después tocaba acercarse por la zona de "Regreso al futuro". A la entrada, nos encontramos con el cochecillo que te lleva por el espaciotiempo. Un buen trasto, ¿no?



La atracción consistía en el típico carro que se mueve en función de las imágenes que tienes delante. Lo bueno es que la pantalla era una gran semiesfera, así que la sensación era realista. Nos tocó perseguir a un loco que robaba un segundo coche de estos, por diferentes escenarios espaciotemporales.

Siguiente, otro cochecito similar, el de Spiderman. Pero en este tocaba ponerse las gafas 3D. Así, daba la sensación de que el hombre araña se posaba en nuestro carro. Lo mismo con los malos, que amenazaban con acabar contigo. Menos mal que aparecía el héroe por allí para salvarnos.

Aunque claro, como hablaban en japonés era un pelín difícil seguir el argumento.

Para terminar, montamos en la de E.T. Esta ya era más tranquilita y más colorida. Al principio, antes de montar, te pedían que dijeras tu nombre, porque E.T. lo diría al final del recorrido. Como decir nuestros verdaderos nombres podía ser un problema, Andrew y yo decidimos ponernos nombres japoneses. Andrew se hizo llamar Takeshi, y yo... ¡Yasushi! Ya siento si esto molesta al auténtico y verdadero Yasushi, pero es lo primero que me vino a la cabeza. Había que hacerlo rápido para que los de la cola no tuvieran que esperar.

Montamos en una especie de carro-bici, con un E.T. en el cestillo delantero. Nos tocó escapar de policías que querían capturarlo. Mientras tanto, veíamos aquí y allí extraterrestres de lo más variopinto. Finalmente, E.T. agradeció la colaboración prestada diciendo "nuestros" nombres.



Hacía las 18h llovió intensamente, dejando el parque bastante vacío.



Y finalmente ya es casi de noche. Antes de irnos, tomamos algo para merendar en una cafetería del parque. Cobraban un pelín más de lo normal, pero asequible después de todo. Menudo techo que han preparado tanto para la lluvia como para el sol. Aquí se concentró la gente mientras cayó el chaparrón.



Y por supuesto, para despedirse, había que hacerse la foto de rigor con el mundo a nuestras espaldas. Le pedimos a una persona que nos hiciera la foto. Le pedí que nos sacara la foto. Me extrañaba que no dijera nada, pero accedió igualmente. Luego Kuni me aclaró el asunto. Les había oído hablar en coreano, por eso no decía nada. Y yo todo feliz pidiéndoles en japonés que nos sacaran la foto...

Bueno, y una vez fuera, tocaba volver a Kyoto. Pero ahora... ¡es casi hora punta!



Hay bastante gente en las estaciones, pero no es algo exagerado. Por lo menos, no nos ha tocado la hora punta-punta.



Cuando vayáis por estas estaciones, atended a los sentidos de circulación de las escaleras. Cuando no hay mucha gente, los japoneses no parecen respetarlos, pero supongo que eso cambiará cuando esté repleto.



¡Formen filas! ¡Fiiiiiirmes! Ah, no hacen caso, están leyendo el periódico. Forman dos filas, que se separan cuando los que están dentro del vagón van a salir. Así se forma un pasillo que facilita la salida de los pasajeros. Y las filas son así porque como mucho entran dos personas a la vez por la misma puerta. Fijáos también que en el suelo hay un pequeño cartel azul que indica que la puerta estará ahí cuando llegue el tren. Está todo medido.

Una vez en Kyoto, cenamos en la misma estación, que ya visitamos el otro día. Fuimos a otro restaurante de sushi con cinta transportadora de platos. Muy rico todo, pero... ¡no me di cuenta de que el diseño del plato indicaba su precio!

Así que tomé alegremente algunos bastante caros. Y la cena me acabó saliendo por 2200 yenes. No es que fuera carísimo, pero sí para los estándares que estoy viendo por aquí.



En primer plano tenemos el grifo de agua caliente (mucho, quema) para echarla sobre el vaso con polvo de té verde. Así tienes tanto té como quieras para la comida, pues tienes la cajita con el té en tu mesa. Gratis, por supuesto.

La camarera accedió gustosamente a hacernos una foto. Ella misma se autofotografió, se le ve en el espejo del fondo.



Mirad qué reloj más curioso. Todos estos estaban disponibles en el restaurante:



Hum, para ser aquí ya es un poquito tarde para terminar de cenar. Hay que pensar en volver al hotel. Así que Andrew y yo tomamos el autobús y Kuni se fue en... tren, supongo.

Los compañeros hicieron otro plan. Sé que por fin consiguieron visitar el Nijo-jo (castillo de Nijo). Ay, qué rabia me da no haber ido. Me tomaré una tarde libre para acercarme, no puedo quedarme sin verlo. No está lejos del hotel.

Y eso es todo. El jueves hay clase y kendo. El martes no pudimos ir por el viaje a Osaka. ¿Habrá ración doble?

martes, 8 de julio de 2008

Visita a Osaka

Ahora sí, esta entrada es la buena. Como ya dice el título, el martes estaba programado acercarse a Osaka, una de las ciudades más conocidas e internacionales de Japón.

Del mismo modo que la excursión a Nara de la semana anterior, quedamos en la universidad para tomar el bus todos los estudiantes de intercambio y los asistentes que tenían tiempo. Alguno se volvió a quedar dormido, y se quedó sin excursión... ¡pobre, no sabe lo que se ha perdido!

El viaje de Kyoto a Osaka duró como hora y cuarto, aproximadamente. El límite de velocidad es bajo, de 80 km/h, así que hay que tomárselo con calma. Durante el trayecto, nunca sabes cuándo sales de Kyoto ni cuándo entras a Osaka. ¡Es una ciudad continua! Por ello, una gran proporción de las autopistas están "rodeadas" de paneles antisonoros, que a veces casi dejan la carretera que parece un túnel. Nada que ver con las vallitas que ponen en algún que otro lado de las carreteras de allí. Aquí los construyen a conciencia.

Bueno, hemos ido directamente al Castillo de Osaka, Osaka-jo. Resulta que es un complejo amplísimo de muros, fosos, torres... construido a finales del siglo XVI.



Aquí tenemos los alrededores del castillo... ¡un momento! ¡Pero esto me recuerda a la ciudadela de Pamplona! Jardín, foso, muro... tiene que haber más.



Primera diferencia: el foso tiene agua. Seguro que en tiempos de guerra ponían cocodrilos, como en las películas. La torre de ahí dispararía flechas también ¿no? ¡Al que le tocara invadir esta fortaleza ya se le empezarían a quitar las ganas!



Pero por suerte nosotros no tenemos que entrar por la fuerza. El acceso es libre hasta el mismísimo castillo central, como un parque público más. Detrás de donde estoy podría verse una pequeña cola. Ahí es donde ya se paga (aunque a nosotros nos entra dentro del programa, hay que aprovechar).



La fortaleza a vista de pájaro. Dentro del castillo no dejaban tomar muchas fotos, sobre todo a objetos históricos o de relevancia cultural. Pero una imagen desde el aire puede fotografiarse sin problemas. Si hacéis click sobre la imagen podréis verla en mayor tamaño.

Nosotros entramos por la Sakura Gate, o puerta del cerezo, y antes de entrar ahí por el camino de la derecha (bajo la etiqueta de Sakura Gate podréis ver la torre que he fotografiado antes).

¿A vosotros también se os quitarían las ganas de tener que invadir esto? A mí ya me da quebraderos de cabeza. ¡La cantidad de gente que necesitarían!



Entre armaduras, biombos, espadas, documentos, piezas viejas e historia en general también había algo divertido. Por 300 yenes te dejaban ponerte uno de esos cascos (de mentirijilla por supuesto) y sacarte una foto. No estaba por la labor de ponérmelo yo mismo, así que conformáos con las fotos de estos chavales rememorando las antiguas gestas de los samurai.

Me he quedado un buen rato observando las armaduras. Al fin y al cabo, los de kendo usan algo similar. Básicamente, se ha conservado lo mismo: casco, que en vez de rejilla metálica usaba máscara. Algunos cascos con pelo, y algunas máscaras con bigote y perilla, dándoles un aspecto más fiero. Protección para el torax, barriga y pantorrilla. A diferencia de la armadura de kendo de ahora, parecía que todo ello iba en una misma pieza (do y tare unidos, en término técnico). Aunque no lo puedo confirmar porque... mirar sí, pero tocar no nos dejaban tocar (¡ni sacar fotos!). Lo mismo para los guantes, del mismo estilo. Lo que no sabía es que el guardamanos de las espadas las habían importado de Europa.

¿Cómo supe esto? Sucede que unos cuantos fuimos muy cucos y nos dimos cuenta de que había un guía hablando en castellano. Así que no dudamos en hacernos los ingleses o alguna otra cosa para escuchar de gratis.

Entre otras cosas, parece ser que desde aquí se quiso planear la invasión de las Filipinas españolas. España debía tener sólo 5000 soldados allí, mientras que aquí tenían 200000 soldados (sí, doscientosmil) listos para salir y arrasar con lo que encontraran. No lo hicieron porque en aquel momento, las guerras civiles eran la norma.

Nos dieron tiempo limitado para verlo todo, así que llegamos arriba y en 5 minutos tuvimos que ver las vistas, sacar fotos y bajar rápidamente abajo del todo.

Podemos ver parte del tejado decorado, jardines circundantes y la ciudad de Osaka.

Parte del skyline de Osaka: aquí los edificios son en general más altos que en Kyoto. Si en Kyoto no hay ningún rascacielos (salvo la Kyoto Tower), aquí hay unos cuantos, pero hay como varios sectores. No está todo concentrado en una zona.
Como podéis ver la imagen no tiene mucha visibilidad. Y es que estaba jarreando, diluviando o como lo queráis llamar. ¡Llovía muchísimo!

De vuelta abajo, la lluvia era cada vez peor... pero comimos ahí mismo, en un restaurante que estaba tras la imagen (bueno, restaurante-tienda de souvenirs, como siempre). Nos sirvieron comida abundante, udon, sopa de miso, arroz y una especie de guisado con algo de carne. No es que estuviera delicioso, pero llenabas la tripa.
Lo más relevante que ha ocurrido durante la comida ha sido el encuentro inesperado con una persona. He tenido la típica reacción que se tiene cuando ves a alguien conocido en unas circunstancias que no son las habituales: mirada fija un largo rato, abrir la boca como un pez, fijarse más, hacerse una y otra vez la pregunta de ¿realmente es esa persona? hasta que al final todos los indicadores están en verde y te atreves a saludar.
Bueno, el caso es que he encontrado a un compañero de clase de japonés de Pamplona, llamado Samuel. ¡Coincidir en tiempo y espacio en Japón, qué fuerte! Va a estar trabajando un poco cerca de Kyoto. ¡Desde aquí te deseo lo mejor!
Después de comer, hemos tomado el bus de nuevo, a otra zona de Osaka (menos mal que la lluvia ha dado una tregua). En concreto, nos hemos acercado a una zona comercial de esas con tejabana, ya conocidas por todos si habéis seguido el blog un poco. Esta la llaman Nanba, al parecer.
Pensaba que sería algo parecido a lo de Kyoto o Nara, pero no... si dije que Kyoto está lleno de tragaperras... Osaka está A REBOSAR, en especial esta zona.

Aspecto general de Nanba. Parece normal, pero casi todo es juego: desde tragaperras a máquinas de gancho para coger regalos, está repleto.


Realmente casi todo es juego, pero no faltan los puestos de comida. Este se merece la foto sólo por el pedazo cartelón que se han currado. ¿Os había dicho que uno de los platos típicos de Osaka es el Takoyaki? Son bolas fritas rellenas de pulpo a la plancha, con salsa por encima. ¿Dónde podemos encontrar un puesto?
Ah, no ha habido que andar mucho, ¡aquí lo tenemos! Y dicen que en esta calle dan los mejores takoyaki de todo Osaka. ¡Qué ganas!

¡Marchando una ración de 8 bolas de takoyaki! De verdad, riquísimo. Aunque he de reconocer que mi primera experiencia ha sido desagradable, porque te las sirven ARDIENDO. Y yo que me metí una bola entera, y sin agua a mano, qué mal rato. Aunque conociendo eso, espero que cuando vosotros probéis el takoyaki tengáis más cuidado.
Terminado el paseo por Nanba, hemos ido a un restaurante (va a ser la tercera comida del día, vaya ritmo). Aquí nos van a enseñar a preparar Okonomiyaki. Podría decirse que el Okonomiyaki es una especie de pizza al estilo japonés, porque admite muchos tipos de ingredientes. Aunque como veréis tiene poco que ver con la pizza salvo en eso. Esperad que me pongo el gorro de cocinero, y un delantal no viene mal.

¡Vamos a empezar! Para una persona: 100 gr harina, 300 mL agua, 100 gr de repollo muy picado, 1 huevo, un poco de rábano rojo picado (tiene mucho sabor, no pasarse) y una cantidad parecida de algo parecido a los cereales de arroz inflado (no sabría decir qué era, pero el aspecto era parecido (podéis prescindir de esto si queréis, no aportaba demasiado).

Mezclar la harina con el agua, en tres etapas de 100 mL de agua cada una, mezclando cada vez. Hum, ¡parece que va a ser un bizcocho!



Pero no, después añadimos encima el repollo, el rábano rojo y los "rice crispies". Por último el huevo. No pasa nada si se os rompe, porque todo esto hay que mezclarlo bien. Todo esto forma la "masa" del okonomiyaki (como si fuera la base de la pizza).
¿Y qué le ponemos? En esta ocasión, han elegido gambas, calamar y bacon. Bueno, para gustos... podéis elegir casi cualquier cosa que se os ocurriera para una pizza normal, y ponerlo aquí.

Primero echamos lo justo de aceite en la plancha. Era tan poco que usábamos una especie de brocha para extenderlo. A continuación, y con la plancha templada, echamos parte (2/3) de la masa ahí. Encima ponemos los ingredientes de elección.

Una vez hecho eso echamos lo que queda de masa encima de todo. Poned fuego medio suave, ¿ok? Que es para largo y se os puede quemar lo de fuera sin haber cocinado los ingredientes de dentro.

Cuando se ha hecho un poco le damos la vuelta. Así varias veces, para que el calor llegue bien al interior sin quemar el exterior.



Para terminar añadimos salsa de okonomiyaki (difícil de encontrar por allí, seguramente), un poquito de mayonesa, y a falta de perejil echamos tiras de algas secas.
Y así tenemos un plato con fundamento, rico y para toda la familia.

Con esto ha terminado nuestro tour por Osaka. Hemos recibido una especie de diploma en el que se supone que dicen que sabemos preparar el okonomiyaki. Al menos sí creo que sé contar cómo se prepara. Y sabía muy rico. Lo malo será encontrar ingredientes de aquí una vez haya vuelto. Ya se nos ocurrirán ideas con las que preparar un okonomiyaki decente sin tener que buscar tienda por tienda ingredientes difíciles de encontrar.

Hemos vuelto a Kyoto de nuevo en bus. Desde la universidad hemos ido al hotel para darnos una ducha y salir a cenar poco después. Hemos quedado las asistentes, Alejandro (conocido por los arquitectos y dentro del mundo del kendo) y un servidor, para picar algo mientras los demás terminaban lo de Kyudo. Dicen que no van a poder tirar ni una sola flecha antes de irse, ¡qué pena! Por ahora siguen con una especie de tirachinas para acostumbrarse a las posturas que se toman.
Han vuelto de kyudo rápidamente, y hemos cenado enseguida y un poco de todo: brochetas de teriyaki entre otras cosas, pizza... y al parecer, servían una especie de judías con la cerveza. Según me explicaron lo toman con el alcohol.
Tras esta cena, nos hemos despedido y nos hemos ido al hotel. Lo malo es que ha tenido que ser a pata, porque ya eran las 23:10 (los autobuses dejan de funcionar a las 23). Bueno, hacía menos calor que otros días, no llovía y podíamos bajar la cena, así que no vino nada mal el paseo.
La entrada del miércoles 10 tendrá que esperar unas horas. Sé que mañana podré meter esta y la del jueves, así que no desesperéis. ¡A cuidarse!

lunes, 7 de julio de 2008

Hoy tomamos el té

Después de escribir la entrada larguísima de ayer, he dormido menos de lo necesario, y como arrastraba lo del fin de semana, hoy he decidido hacer una entrada más sencilla.
Hoy lunes, tocaba volver a clase. Nos ha tocado otra vez con Hiroshi, el otaku. No ha sido como el primer día (no ha habido papeo), pero sí que ha habido mucho comentario relativo al anime. De hecho, hemos seguido viendo parte del DVD que nos mostró el otro día (que personalmente lo titulo "Alcance del manga y anime a nivel mundial"). De todos modos, hemos dado de forma condensada muchas fórmulas de conversación que nos van a ser útiles, del tipo: estar interesado en, impresionarse por, parecerse a etc.
De nuevo, es un tanto difícil seguir su conversación, pero creo que esta vez he tenido menos problemas. Las preguntas que me ha hecho las he respondido sin problemas.
Al salir, de nuevo comida en la universidad. Todos juntos, en la misma mesa (lejos del agua, con la cantidad de agua que bebo tengo que levantarme alguna que otra vez y recorrer el comedor entero). Sinceramente, el plato de tenpura estaba bastante poco conseguido, poco crujiente y frío (mala suerte, supongo, la próxima pillaré el recién hecho).
¿Después qué ha sido? Ah, sí. Rápidamente hemos vuelto al edificio 9, donde teníamos una actividad programada: ceremonia del té (ocha sado). Resulta que había una salita con aspecto de habitación tradicional japonesa. Como éramos muchos, nos han dividido en dos grupos.

A mí me ha tocado primero esperar, mientras nos enseñaban a hacer una grulla de papel (origami o papiroflexia japonesa). Hemos estado entretenidos. Luego nos han hecho escribir algún deseo sobre una tira de papel, que colgaríamos en una planta de ramas largas.


La grulla.



La planta con deseos.

Terminado esto, hemos vuelto a la salita tradicional, donde nos han presentado el grupo de ceremonia de té. Eran chicas jóvenes y mayores ataviadas al modo tradicional, Yuri entre ellas (¡te sentaba de maravilla!).



La salita, con la jefa en el centro, antes de la ceremonia.


Primero nos han dado un dulce con sabor a oblea y textura gomosa. A mí personalmente me ha gustado. Este dulce se toma antes del té, al parecer. Posteriormente hemos visto cómo una de las chicas jóvenes ha efectuado la ceremonia.

Era muy bonito ver cómo todos y cada uno de sus movimientos los realizaba pausadamente, muy medidos, dando una atmósfera de paz y tranquilidad. Ha servido primero el té a la jefa, y después han entrado a la sala las compañeras para servirnos los tes a todos. Era uno de esos tes verdes turbios y con espuma. De sabor agradable, muy poco amargo. Dejaba un regusto muy bueno.



Siempre con reverencias.


En todo momento, cuando recibíamos algo de las "profes" debíamos agradecerlo con una reverencia. Y estar en postura de seiza todo el rato era muy cansino, la verdad.

Luego nos han dejado probar a "batir" nuestro propio té hasta sacar la espuma característica. A mí me estaba costando mucho, pero Anisa (la chica de intercambio de Indonesia), que se había metido en esta actividad más días, me ha dicho cómo debía hacerlo. Ha quedado algo aceptable al final, pero nada comparable con lo de Anisa. Y lo peor de todo, es que hemos tenido que pasar nuestro té a la persona de la derecha. O sea, que Anisa ha tenido que beber mi té mediocre y ella no ha podido tomar su té bien hecho.

Este es "mi" té. Nos han dado otro dulce, este ya no me ha gustado tanto.

Al terminar, hemos hecho los saludos correspondientes y nos hemos levantado. Yo tenía las piernas un tanto rígidas, así que he andado como he podido. Alguno apenas ha podido dar un paso.

Ha sido algo nuevo, y verlo en directo es toda una experiencia. Me hubiera gustado preguntar el por qué de todo, pero como empiece no paro. ¿Tal vez tenía que haberme apuntado al club de té?

A partir de ahora ya estábamos libres para visitar cosas. Hemos vuelto al Castillo de Nijo, pero parece que este lugar nos está vedado. La primera vez fue el martes pasado, día en el que estaba cerrado. Y hoy resulta que cerraban a las 4. Pues nada, visita fallida al Nijo-jo, segunda parte. ¿A la tercera irá la vencida?

De todas formas teníamos alternativas. Nos hemos acercado de nuevo al centro, a las calles comerciales de la zona de Kawaramachi. Ya hemos estado unas cuantas veces, pero nunca acabas de verlo del todo. Esta vez hemos empezado por una callejuela llena de productos de alimentación. He encontrado el dulce que nos han dado en la ceremonia del té, así que lo he pillado para darle un buen bocado. He echado mano de las vending para sacar bebidas, que tenía sed. Me ha dado por aventurarme con algo nuevo y me ha salido rana. Era una bebida que sabía a gominola de manzana, horrible. Aunque el chute de azúcar estaba garantizado.


Zona del mercado. Cerca de Kawaramachi.


Había de todo un poco: pescado, verdura, dulce, bebidas, flores... todo con música que parecía más bien de ascensor. Tranquilita, nada que ver con la bazofia de la música de los supermercados de allí, que encima suenan a caja.

Después, hemos vuelto a la calle principal de esa zona comercial, y hemos revisitado algunas tiendas. Pero no habíamos reparado en una tienda de figuritas. ¡Qué pedazo de tienda! Paraíso de coleccionistas (y sólo era una tienda corriente).

Había de un montón de cosas de Naruto, Dragon Ball, One Piece, Final Fantasy, Dr. Slump, Mario, Astro Boy, Star Wars y muchos más. Había figuras que representaban escenas del anime de Dragon Ball, ¡muchísimas! Había Scouters también (quienes hayan seguido Dragon Ball sabrán de qué hablo). Igual me pillo uno, siempre me han gustado esos aparatos. Lo único que faltaba era una bola de dragón, aunque no he preguntado si habían. Lo que sí he preguntado era si había algo de Mega Man, pero no tenían (tranquilos que sé que en Japón lo llaman Rokkuman). Tenían también algunas camisetas bastante majas.


Artículos Dragon Ball: scouter, cola de Saiya-jin, muñequeras de Goku y bastón mágico (aunque este dudo que sea de tamaño normal, la cajita es pequeña.


Batalla épica.


Quiz: ¿alguien se acuerda de qué escena de Dragon Ball es esto?


Aquí tenemos a los de One Piece. Y detrás está Naruto en una caja.


Muestra de escenas de Dragon Ball.


¡Llaveros y figuras de Mario y compañía!

Lo único que... estas figuritas eran más bien caras... aunque como he dicho, con el Scouter soy feliz. Y si encuentro algo de Mega Man también, aunque tendrá que ser en otra tienda.

Por cierto, los mexicanos estuvieron en el museo del manga. Lo poco que me han contado era que parecía una biblioteca de manga, había mucha gente leyendo. Según me han dicho había también manga en español, aunque no mucho.

De aquí hemos vuelto al hotel, a juntarnos con la gente. Algunas se han ido a unos baños públicos para probar eso del baño japonés, pero otros nos hemos ido a cenar a un sitio cercano. Esto... váis a flipar con lo que hemos cenado.

El sitio era uno típico de los que se encuentran por aquí: no hay mesas, se come en la barra. Tenía una imagen de un plato que parecía la estrella del lugar: una especie de hamburguesa con salsa de tomate y un huevo semicocido al lado. Bien, y encima es barato: 580 yenes. Adelante entonces.

Pero qué sorpresa nos llevamos cuando el camarero nos empieza a servir arroz. Ah, vale, típico. Luego una ensalada. Hala, pero, ¿está incluido? Parece que sí. Y para rematar, sopa de miso. ¡Nos hemos puesto las botas! Y claro, agua gratis.

En un sitio que yo me sé esto no lo encuentras por menos de 12 euros. ¡Y aquí por 3,5! Creo que voy a hacer la de no comer durante un año y venir aquí para atiborrarme.
Aquí está la pedazo cena:



Y por hoy esto es todo, mañana tenemos visita a Osaka desde tempranito. Creo que nos van a dejar preparar Okonomiyaki, un plato típico de la zona. ¡A ver qué tal nos lo pasamos!