Sí, hoy sí tocaba clase. Después del test de ayer, nos han situado a todos en diferentes niveles, 3 en total. Nos hemos acercado a la lista de alumnos y hemos visto los resultados. Bueno, me ha tocado el intermedio, pero ya desde el principio sabía que me iba a costar mucho adaptarme a ese nivel.
El profesor que nos ha tocado es... lo que aquí se llamaría friki, pero friki con letras mayúsculas, color fosforito parpadeante y lo que os imaginéis para llamar la atención. Él mismo, tras presentarse, empieza a contar un poco la historia de su vida, aficiones, etc. etc. Y claro, diciendo que le gustan los videojuegos de Nintendo y Sony, disfruta del anime, tiene figuritas de personajes de manga... él mismo dice: ¡sí, soy un otaku!
Genial. Pero lo cierto es que es muy simpático y atento. Nos ha enseñado una especie de documental para ver en cuántos países se había echado Dragon Ball en la tele. ¿Cuántos eran? Creo recordar que eran... ¡65! No está mal, ¿verdad?
No sólo eso, además nos ha dado a cada uno un montón de dulces, caramelos, galletas y patatas. Algunos eran de Kyoto, que se venden durante el Festival de Gion que hoy mismo ha empezado. Esto bañado en té o Coca-Cola, como quisieras. Vamos, que hemos desayunado por segunda vez.
En fin, entre tanto, y aunque parezca mentira, íbamos haciéndonos las presentaciones de los alumnos de clase. Estamos 4 españoles, 2 mexicanos, 2 ingleses y una chica de indonesia.
Desde el primer momento he visto que me faltaba algo de nivel para llegar a esa clase. Así que realmente, voy a tener que dedicar una tarde a estudiar bien el libro de japonés de la Escuela Oficial de Idiomas de Pamplona.
Las clases son en japonés-inglés, pero no hay problema con el segundo idioma. La verdad es que estoy mejorando mi inglés a tope también, hablando con los otros compañeros de intercambio que hablan inglés: 3 ingleses y 3 australianos. Con una francesa y con la chica de indonesia también hablamos en inglés. Si ya decía yo que ese idioma es útil.
Bueno, después de clase (realmente estas dos horas han sido muy light), hemos ido a comer a los comedores universitarios. Por 510 yenes no he comido mal: una entrada de espinaca, sésamo y salsa de soja, una ensalada con huevo a medio cocer y un pescado rebozado al estilo de aquí. De postre me venía bien algo de fruta, así que como había un cuenco con naranja, pomelo y kiwi ya troceado, me lo he cogido. Si es que me cuido fuera de casa, así mami no se preocupa (si es que no hay más que una).
Después de comer, no ha habido parada. Hemos ido a un mercado que se parecía mucho a la zona comercial del centro: una calle muuuuy larga resguardada con una tejabana y con muchísimas tiendas. Aquí las tiendas eran más de cosas frescas: verduras, frutas, pescado... pero también había una tienda de bicicletas (qué cantidad de bicis se usan por aquí, y apenas hay caminos de bicis).
Una de dulces:
En medio nos encontramos un toori:
Y luego una floristería con una trastienda, que no sé si se aprecia bien, pero tiene terrazas de flores, y tantas delante expuestas que parece que no se puede entrar en la tienda:
Después del mercado, fuimos a visitar el Castillo de Nijo. De camino nos encontramos con una tienda de katanas y derivados. ¡Algunas superaban el millón de yenes! Las baratas rondaban los 30000. Como había un par de personas que estaban interesados en el tema, hemos estado esperándoles. Parece que se puede comprar una, y con un certificado especial llevártela a tu país sin demasiado problema, así que si tenéis dinero ya sabéis (para qué la uséis es vuestro asunto, un objeto de esos es muy peligroso y no hay que tomarlo a la ligera).
La tienda estaba en frente del Castillo de Nijo, así que enseguida hemos ido a la entrada... ¡para darnos de bruces con la puerta! Aunque parezca raro, el castillo estaba cerrado los martes. En fin, otro día será. Al menos pude fotografiar los exteriores:
Como teníamos tiempo hasta las 5, hemos ido a comprar algunas cosas necesarias. Yo he ido a ver si encontraba las bebidas que me habían sugerido, y ¡las he encontrado! Tanto el Juurokkucha (literalmente té 16) como Calpis. Por ahora sólo he probado el Calpis. De sabor me recuerda al Aquarius. ¡No venía nada mal con el calor que hacía hoy!
¡Sí, aquí están las bebidas!
A las 5 habíamos quedado con los de las actividades extra. ¡Enseguida veríamos cómo hacen kendo aquí! Pero, aquí ha fallado la relación ayudante - mundo desconocido para mí. Aunque no pudimos ir a la tienda de kendo, me dijeron que había indumentaria vieja que podría usar. Sólo que poco antes de llegar en autobús, me llaman Yuri y Miho diciendo que al final no lo tenían. ¡Y yo no traía otra ropa con la que practicar kendo! Y ya era tarde para volver al hotel o buscar una tienda de deporte. Así que a hacer kendo con pantalón pirata y camisa de manga corta. ¡Genial!
De todas formas, por lo menos sabía que hoy no iba a ser nada especial. La mayoría nunca había hecho kendo, así que íbamos a empezar desde el principio. ¡Pero dominar lo básico es muy importante! Así que a aprovecharlo a tope.
Hemos comenzado con lo fundamental: posturas, trabajo de pies, cómo agarrar el shinai (espada de bambú flexible) etc. Me ha sorprendido que no han hecho muchísimos ejercicios de eso, pensaba que nos tendrían toda la clase así. De hecho han empezado con los golpes de men (a cabeza) bastante pronto, no sin antes hacer algún que otro suburi (pocos también). Así que prácticamente, la clase ha consistido en esa introducción, golpes de men, kote (muñeca) y kote-men. Alguno se ha puesto el bougu (armadura) y se ha dejado pegar.
Para finalizar, nos han hecho una exhibición de las 10 katas. Daban los pasos de comienzo con bastante más rapidez que lo que estoy acostumbrado a ver.
Han sido muy amables y nos han dejado ver su entrenamiento después. ¡Nunca había visto un entrenamiento de Kendo en Japón nunca! ¡Qué interesante! Comenzaban poniéndose en filas de 3, de mayor a menor nivel (los 3 más habilidosos cerca del altar, luego los 3 que eran un poco menos, y así hasta la 4º fila). Hasta que el grupo de mayor nivel no se apoyaba en el suelo o no realizaba la acción que tuviera lugar, la siguiente fila no se movía, y así pasaba con la siguiente.
Lo primero ha sido un calentamiento. Como siempre, en cada casa se cuenta diferente. El maestro contaba hasta cuatro bastante rápido, y luego los alumnos respondían unos segundos después, contando hasta 7, luego dejando un segundo de silencio y decían 8. Curioso.
Luego tocaban suburis (golpe al aire con el shinai). Tandas de 30, con buen kiai. No se han entretenido mucho con ellos, y se han puesto el bougu. De nuevo, se ha visto claramente la separación de niveles. En una sola fila, hasta que el de la izquierda no comenzaba (aquí el maestro se ha puesto a la izquierda, no a la derecha o en frente), el siguiente no movía un dedo, y así hasta el final.
Para empezar con la práctica de la técnica, un kirikaeshi. Había visto vídeos de gente que lo hacía a una velocidad endiablada, ¡pero verlo en directo es impresionante! Los 4 primeros golpes eran increíblemente rápidos, luego decaía un poco al volver hacia atrás, y el último se daba con menor intensidad. El kiai ha sido llamativo (aunque ayudaba el que el recinto fuera pequeño y con techo bajo).
A continuación técnica básica. 3 personas se ponían en fila, y los demás hacían cola en frente para esperar hasta que les tocase realizar el ejercicio. Lo típico: men, kote, kote-men. Lo sorprendente de esto era que no sólo se escuchaba el kiai de los que realizaban el ejercicio, sino que los que esperaban en la cola también. Por ejemplo, al que le tocaba abandonar la fila principal y volver a la cola tras el ejercicio, chocaba su kote con el kote de los compañeros esperando en esa misma cola, y decían algo con buena voz. Lo malo es que no he entendido lo que decían. A cada explicación o detalle del maestro, decían hai (sí) con buena voz. Y en más ocasiones también. Después han hecho lo mismo pero en técnica corta. Muy rápidos todos.
Al terminar esto, se han puesto otra vez en fila, se han quitado el men (casco protector), y han ido... ¡a tomar té! Esto sí que no me lo esperaba. Tenían una especie de mininevera con grifo del que salía té. Nos han ofrecido un poco, muy amables. Han estado de charla un rato, y han vuelto a ponerse el men.
Lo siguiente, han practicado técnica de anticipación (debana). Uno de ellos intentaba ir a men, y el otro hacía la técnica debana que le pareciera más adecuada. Luego lo mismo con kote. Para terminar, han hecho algunas secuencias de golpes con técnicas de hiki.
Y ahora... ¡té otra vez! De nuevo, nos han dado un poco. ¡Qué atentos! Un alumno me ha hecho pasarlo mal al decirme que dijera la edad que creía yo que tenía el maestro... he dicho 40, pero él ha dicho 21. Evidentemente mintió, pero me he quedado sin saber la edad del susodicho.
Vuelta al entrenamiento: esta vez tocaba combates. Para indicar el comienzo y final del combate, usaban un tambor. Han hecho tandas de... un minuto creo, y luego otra tanda de combates un pelín más largos, o eso me ha parecido. La sensación que te queda es de abrumadora superioridad: técnica rápida, bien hecha, con kiai... ¡y eran de mi edad! Habrá que trabajar mucho más para superar el abismo, de algún modo.
Con esto, han terminado. Se han quitado el men, y se han puesto como al principio. El maestro ha tenido el gran detalle de dejarnos a Efra y a mí unirnos a los saludos finales (que somos los que nos hemos quedado a ver todo el entrenamiento, los demás se fueron antes). No estábamos con la indumentaria adecuada, pero en fin. Hemos podido despedir el entrenamiento. El espectáculo que he visto ha quedado grabado en mi memoria.
Después de esto, nos hemos despedido dando las gracias y nos hemos ido. Ellos se han quedado muuuuuucho rato charlando en el dojo. Lo sé porque me he quedado muy cerca viendo a los de kyudo (tiro con arco japonés), donde estaban algunos compañeros. Me han comentado que estarían bastante rato más, así que no he querido esperar (estaba con la ropa de calle sudada, pues aunque no hayamos hecho mucho, el dojo era muy caluroso por lo pequeño y cerrado que era). Eso sí, he hecho una foto de los alumnos avanzados para ver cómo se las gastan:
Los que no tiraban decían algo en función de si el que tiraba acertaba o no, con buen kiai también. ¡Tendré que enterarme de lo que dicen, hay tanto nuevo que aprender que casi no puedo!
Me he vuelto al hotel, pasando por el Seven Eleven (sí, otra vez). He comprado sushi ya hecho, junto con algunas cosas más para cenar tranquilamente en la habitación, que era tarde y mañana tenemos que levantarnos pronto para ir a Nara. ¡Sí, tenemos excursión! A ver qué tal lo pasamos. Nara es una ciudad muy antigua, más que Kyoto, y también conserva muchos templos. ¡Seguro que es muy interesante! Hasta mañana, que os vaya bien a todos.
martes, 1 de julio de 2008
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2 comentarios:
Hola de nuevo:
Tengo un amigo al que llamamos Kote de toda la vida, y ahora me entero de lo que realmente quiere decir este nombre...aunque para un tío de más de 95 kilos de peso, melena y barba pobladas, lo de "muñeca" como que no le pega. De todas formas, se lo voy a contar (juas, juas, juas).
Muy interesante todo. A ver si el móvil ese se digna a mostrarnos algo de vez en cuando.
Agur
Chem
Hola.
Ha sido muy interesante la manera del entrenamiento de la universidad.Cuando nos veamos, me enseñas como hacen 'kirikaeshi' y otras tecnicas, por favor.
Y mi hijo esta muy contento que hayas probado Calpis!
Kawai
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