domingo, 13 de julio de 2008

Fin de semana en Japón 2

De nuevo, como hice el fin de semana pasado, aquí viene la entrada doble del fin de semana.

Sábado 12 de julio:

El día de hoy ha sido movido, evidentemente. A media mañana, hemos quedado en un aula en la que nos han explicado algunos apuntes más sobre la homestay. Nos han dado el dinero necesario para el transporte desde casa hasta la universidad.

A mí me han dado 5100 yenes para cinco días, a 1020 yenes al día. Unos 45 minutos de transporte. No está nada mal, teniendo en cuenta que a algunos les ha tocado viajar cada mañana casi 2 horas.


La espera se ha alargado un poco. Han sido momentos de tensión en un espacio reducido:




Tras esto, hemos subido al aula del piso superior, donde ya estaban esperando las familias (excepto la mía). De todas formas ya conozco a Kuni, así que no había que hacer ninguna presentación formal.

Han ido llamando a cada alumno y nombrando a la familia correspondiente. No se han quedado al final, enseguida se han ido. Así que ni siquiera hemos podido decir un "hasta el lunes". A mí me ha tocado quedarme un rato más...




¡Oh! Nos han abandonado, sólo quedamos Thomas y yo. ¿Cuándo viene Kuni? Thomas también está en la misma casa que yo, así que nos hemos ido los tres a Otsu, la ciudad frente al Lago Biwa, el más grande de Japón.


Ha sido una tortura llevar el maletón por los trenes y autobuses, pero al final hemos llegado a Otsu. Una ciudad del tamaño de San Sebastián (en cuanto a población), con el lago delante. ¡Parece un mar de lo grande que es!

Y lo mejor, es que sopla aire fresco constante desde el lago (de hecho, el final del lago está como a 10 km del mar, así que es como una extensión del mar, pero de agua dulce). Se agradece muchísimo, no es como Kyoto que se ha construido entre montañas. Es como una olla en la que no sopla ninguna racha de aire.

Nos ha recogido la madre a la salida de la estación de tren. Una mujer joven, y muy amable. Hemos ido enseguida a su casa, no estaba lejos de la estación. Esto es bueno a la hora de ir a clase, ¿verdad?

Bueno, una vez en casa, hemos dejado los trastos en nuestras respectivas habitaciones. Tenemos cada uno una para nosotros mismos. La mía es pequeñita, pero tiene como una especie de... tengo que preguntar qué es exactamente, pero sé que en la ceremonia del té le saludaban. Debe ser importante, así que mejor no tocar, o los fantasmas vendrán a por mí.

Después de ponerme ropa más fresca, hemos ido al supermercado de la zona. En realidad, era como unos grandes almacenes, con el supermercado en el piso inferior. Hemos comprado cosillas para cenar esta noche: cordero, salchichas, fruta, verdura y pescado para hacer ensalada etc. Muy variado. De vuelta en casa, hemos estado colaborando en alguna que otra cosa a la hora de preparar la cena.

La casa es bien grande, y con una mezcla curiosa de estilo occidental y japonés. Algunas habitaciones son auténticamente japonesas, mientras que otras, como por ejemplo el salón, son de estilo bastante occidental.

Yo por ejemplo estoy en una habitación de estilo japonés, con una mesa baja y puertas correderas a modo de pared. El suelo es de una especie de ¿tatami? hecho de lo que parece mimbre muy fino. Me ha tocado la habitación donde está la Wii, con el juego de Smash Bros. que tantas ganas tenía de probar.

Volviendo al resto de la casa: por supuesto, dejas tus zapatillas en la entrada, y te pones (o no) unas zapatillas de casa que nos han proporcionado muy amablemente.
El baño es de estilo japonés también, con su bañera cuadrada de madera, siendo ducha el resto, con banqueta, cepillo etc.

Al compañero Thomas le ha tocado una habitación más japonesa aún, pues tiene sus propios altares, además de las paredes corredizas etc.

Digamos que la casa está dividida en dos partes: la parte en la que estoy yo, que es donde parece que viven los hijos y tiene cocina, salón, baño... todo, vamos. Y luego está la casa en la que viven los padres. Esa no la he visto, así que no os puedo contar nada.

Entre ambas casas hay un pequeño jardín (3 metros de separación entre las dos casas). Está lleno de arbustos, y hay una de esas linternas de piedra que tanto se ven por aquí.

Volvamos a la actividad. He dicho que hemos estado ayudando un poquito con el montaje de la cena. Íbamos a cenar en la terraza del tejado, a modo de bienvenida de los estudiantes y también de despedida de la tía de Kuni, que se volvía a Australia el domingo.

Aquí refresca antes, aunque hay muchos más mosquitos. No molestan demasiado de todas formas. Hemos conocido a toda la familia en esa cena, excepto al padre que se ha presentado a media tarde y luego no lo hemos visto hasta el día siguiente.

En la cena hemos conocido a la abuela, que es muy maja: aunque sólo habla japonés enseguida se hace entender y es la mar de graciosa, pero muy atenta a la vez. Lo mismo puedo decir de la madre, aunque ella sí que sabe inglés. No lo usa apenas delante de nosotros (y hace bien para forzarnos un poquito en el tema del idioma).

Para terminar, Kuni ha invitado a una amiga para la cena, y así ya estamos todos juntos para cenar. Lo que he dicho antes, cordero a la plancha, ensalada con calamar y anchoas (estas últimas de Euskadi por cierto, mira hasta dónde llegan), salchichas, cachitos de fruta etc. Y de postre un tiramisú. Casi todo lo ha preparado Kuni mismo, que le encanta cocinar y lo hace francamente genial.

Tras la cena, hemos estado dándonos un paseo por la antigua escuela de secundaria de Kuni y su amiga, que está a 10 metros de su casa. ¡Nunca llegaría tarde! Bueno, aunque ya se sabe que en estos casos uno puede acabar relajándose y llegar tarde...

Después hemos vuelto a casa, donde hemos estado jugando como críos con bengalas. Hemos llenado toda la calle con humo, pero ha sido divertido: haciendo la de Harry Potter con su varita mágica, haciendo como que perseguíamos a los biandantes... lo que digo, como críos. No viene nada mal hacer estas cosas de vez en cuándo, ¿verdad?

Aún no hemos terminado el sábado. Estábamos cansados, así que nos metimos en casa, e intentamos solucionar el problema de la red wifi. Puede que mi tarjeta sea un poco antigua. Al final hemos decidido posponer la solución hasta el día siguiente. Parece que tengo un cable que llega a mi habitación así que no hay ningún problema.

Y para terminar, un ratito viciándonos al Smash Bros. de la Wii. Cambia respecto al de la Gamecube, pero vamos, no me ha costado cogerle el tranquillo y he podido ganar unas cuantas partidas. Eso sí, Kuni no quiso jugar, ¿sería porque nos podía dar una paliza?

Con esto ya se hizo un poquito tarde, así que ya dejamos el vicio y nos fuimos a dormir, que falta hacía.

El futón en el que duermo es un poco grueso para esta época del año. No sé si los habrá más finos para verano, pero no vendrían mal. De todas formas, con el aire acondicionado se está más a gusto. Eso sí, de noche mejor no dejarlo, no vaya a ser que me levante con la garganta fastidiada. Un rato antes de ir a dormir y listo.

Domingo 13 de julio:

La luz entra de lleno en la habitación, porque las puertas correderas son traslúcidas. Eso no me ha impedido dormir medianamente bien. Más bien ha sido el cambio de cama. Sabía que no iba a dormir perfectamente por eso de que al cambiar de cama se hace más difícil la primera vez, aunque no me quejo.

Lo primero, una ducha para despejarse. La abuela ya estaba levantada, y me ha explicado el funcionamiento de la ducha, además de decirme que podía usar los geles y champús varios. Al ser el baño todo él ducha (salvo la bañera), se hace raro ducharse ahí, porque te da la sensación de estar fuera de la ducha y que lo estás mojando todo.

Después, a desayunar. Ahí estaba el padre desayunando. Entre otras cosas, me ha sorprendido que tomara leche. No sé si es algo excepcional o no.

Por mi parte, he desayunado té, pan tostado con algo de miel encima, y luego ya cosas más diferentes: una tortilla, jamón y unas rodajas de lo que parecía pepino. Me ha entrado todo sorprendentemente bien, aunque no esté acostumbrado a esas cosas por la mañana. Kuni se ha levantado al poco de empezar a desayunar yo, y Thomas ha tardado bastante e incluso ha habido que despertarle.

Para empezar el día: un paseo por un pequeño santuario que hay no muy lejos a pie desde casa. El santuario del monte Hiei. De nuevo, es otro de esos lugares en los que parece mentira que estemos al lado de la ciudad (si bien Otsu es con diferencia mucho más tranquilo que Kyoto).



Kuni nos invita amablemente a entrar al santuario.





Y la entrada tiene, como no, un toori.


El entorno está rodeado de bosque y un riachuelo que pasa por ahí. El agua está muy limpia y fresca, y hemos estado andando un poco por el agua del río. No se aguantaba mucho rato, los pies acababan doliendo. El ambiente aquí es muy fresco, la temperatura es muy agradable, que unido a la tranquilidad del lugar hay que decir que se estaba muy a gusto.




Foto en el riachuelillo. Ambiente fresquito, una gozada.


Como en anteriores visitas a otros templos, los compañeros japoneses te piden que hagas sonar una especie de cascabel que hay frente a los altares de los templos. Aunque hasta ahora había rechazado la oferta, esta vez he dicho que sí. De alguna manera, se les notaba un deje de decepción cada vez que rechazaba la oferta.




Este sólo es un ejemplo de los edificios que podías encontrarte. En realidad, este estaba antes de la entrada, pero a mí me ha gustado especialmente. Los del interior he evitado fotografiarlos, había gente realizando actos religiosos. Como en otra ocasión, mejor no "quitarles el alma" por respeto.


El procedimiento es el siguiente: tras echar una moneda a una especie de cajón frente a ti, se hace oscilar la cuerda (gruesa cuerda) que hace sonar al cascabel unas pocas veces. A continuación se hacen dos reverencias (simples inclinaciones hacia el altar), y luego se chocan y se frotan entre sí las manos dos veces. Por último, una oración, con las manos juntas tras haberlas chocado y frotado por segunda vez.

Y por supuesto, está la fuente con los cazos para purificarse antes de entrar, que hemos utilizado también. Si habéis leído otras visitas a templos en este mismo blog, veréis de lo que hablo.
Tras esto, hemos ido andando tranquilamente fuera del parque. Poco antes de salir, nos hemos encontrado a la madre y a la tía de Kuni. Desconozco si la visita tenía carácter religioso o simple paseo.

Por cierto, ya he hablado de que los insectos aquí son grandes, ¿verdad? Tras dejar a los familiares de Kuni, hemos visto una especie de escarabajo enorme, del tipo rinoceronte (largos cuernos). Tienen mucha fuerza. Si los presionáis un poco por su espalda (tampoco os paséis, que al fin y al cabo es un insecto), veréis cómo responden haciendo una fuerza que sorprende para su tamaño.




¿Es este el escarabajo del que me hablabas, Kawai? ¡Era un tanque!


Siguiente plan: visita al lago Biwa. Resulta que es el lago de agua dulce más grande de Japón. De hecho, lo vemos desde casa de Kuni, y el aspecto es el de un mar. Se ven veleros, algún que otro yate... en el tren que hemos tomado hacia una zona del lago, hemos comentado que el lago tenía que ser realmente grande para que compensara comprar un barco.

Tras unos 25 minutos de tren, nos hemos tomado un taxi. La zona no es que estuviera muy a mano desde casa, pero estaba lejos de la ciudad principal, que tiende a ensuciar más el lago.
Lo curioso es que hemos tenido que pagar unos 300 yenes por poder usar la playita. La orilla era medio arena medio lodo, con piedras. Vamos, se notaba que al final sí que era un lago. Nos hemos dado un buen baño de agua dulce, ¡con muchas algas! Bromeaba con Kuni diciendo que parecía que nos bañábamos en sopa de miso.

¡Ah! ¡El agua está perfecta! Con lo fría que estaba el agua del riachuelo de la mañana, pensaba que estaría más frío, pero está que parece el Mediterráneo.

A Thomas, un chaval peculiar, no le gustan muchas cosas, entre otras, eso de bañarse. Así que para él no ha sido un buen lugar para pasar parte del día.

Tras el bañito, hemos alquilado una canoa de esas a remo. Nunca lo había probado, pero me ha gustado. Kuni se ha cansado un poco rápido, pero a mí me ha venido genial para hacer un poquito de ejercicio de brazos.

¡Hasta el fin del mundo en canoa!

Junto a nosotros, había una escuela de windsurf. Desde luego, era genial para principiantes, pues el viento era muy leve y el agua más tranquila que el más tranquilo de los días de mar. Aunque supongo que si querías progresar, este no era el sitio. Era curioso oír todo el rato el megáfono del instructor desde la orilla, dando indicaciones a los alumnos, algunos a más de 100 metros de la arena. ¡Vaya una forma de enseñar!

Desde la canoa hemos podido ver que al menos en la zona en la que estábamos, había auténticos bosques de algas.

Hemos estado una hora yendo aquí y allí con la canoa. Luego hemos vuelto ya a la orilla para prepararnos y volver a casa a darnos una ducha.

En el camino, hemos llamado a Yuri para ver si hacían algún plan esta tarde en Kyoto. Me he quedado sin saldo así de forma inesperada (¿¿¿3000 yenes gastados en 10 días???). Por lo menos tenía los SMS ilimitados y pagados hasta final de mes, así que eso he podido usarlo. Y con el móvil de Kuni también hemos podido llamar. Según me ha explicado Alejandro luego, parece que tanto el que llama como el que recibe pagan. Eso es un golpe bajo por parte de las empresas de telecomunicaciones.

En casa, una duchita rápida y a Kyoto. Había decidido comprar una Yukata (podría decirse que es como un Kimono barato) para el día del Festival de Gion del próximo día 17. Sé además que mi madre estaba interesada en conseguir algo de esto. Pues bien, ya lo tengo y espero que le guste.

Nos hemos juntado nosotros tres con Yuri, Alejandro y Miho, que llevaban dando vueltas por Kyoto desde la mañana. El ambiente festivo es ya notable. Algunas carrozas (estáticas) estaban llenas de gente tocando unos instrumentos de percusión. Muchos puestos vendiendo ropas y artículos de la fiesta, con un montón de chicas intentando reclamar la atención de los posibles clientes. La acumulación de gente era ya muy considerable, andábamos muy despacio.


Una de las carrozas donde tocaban estos instrumentos de percusión. ¡En medio de la carretera! Entorpecen mucho el tráfico...
Nos hemos acercado a la calle de siempre (Kawaramachi) para comprar lo que os he dicho. Para mí una de color oscuro, que espero que quede elegante. Para las mujeres eran casi todos de colores llamativos, muy bonitos también. Durante la compra, se nos ha unido Mariana, la única a la que parece que la familia le ha dejado irse por ahí.

Después de esto, hemos seguido paseando y en un momento concreto... ¡nos han arrestado y nos han metido en la cárcel!

¡Es broma! Lo que pasa es que a una de las chicas japonesas les gustaba un restaurante un tanto curioso. La temática era la de una especie de cárcel-manicomio-casa del terror. A la entrada, tenías que pasar por un pasillo en el que te daban un susto con una especie de zombi atado en una vitrina. Y para entrar al restaurante en sí, tenías que poner la mano bajo una guillotina. A la entrada, la "camarera", me ha puesto las esposas y me ha llevado junto a todos los demás a una celda, donde se supone que íbamos a cenar.

Siento que no se vea nada, lo de siempre, no hay flash. Se supone que es una celda con puerta de rejas y todo.



Hemos cenado francamente bien, pero el primer plato que han pedido Miho y Yuri no ha sido de mi agrado. El sabor era rico, pero no podía con la textura. Eran cartílagos de pollo, un tanto desagradable para masticar. El resto ha estado muy bien, cosas más tipicas: okonomiyaki, salchicha, pizza, ensalada...

En cierto momento, los del restaurante han empezado un show terrorífico de esos, con gritos aquí y allá, en oscuridad salvo las luces violetas que a veces hay en los bares, muertos vivientes que se acercaban a tu mesa a darte un mordisco, momias con vendajes ensangrentados a cortarte en pedazos... Miho parecía asustada, aunque no estoy seguro. Creo que sólo se divertía haciéndose la asustada. En fin, para los demás ha sido muy divertido.

Después, Kuni ha tenido el detalle de llevar a Thomas a un British Pub, para que se sintiera como en casa. Hemos estado tomado una caña muy a gusto. Aunque daban el Tour de Francia en vez de fútbol. Thomas se quejaba precisamente de eso, que en ningún pub verás otra cosa que no sea fútbol, aunque sean amistosos.

Tomando un algo en el pub. Que se nos hace tardeeeee.

Por cierto, la Guinnes aquí me ha sabido diferente, además de que la clavada ha sido considerable. 650 yenes por ¾ de pinta.

Después de eso, estábamos que nos caíamos, así que había que volver a casa. Nos hemos despedido de Alejandro que se va a Tokyo, desde aquí le deseo buen viaje y una buena estancia allá.

Y tras un viaje en tren hasta casa, aquí estoy. Mañana toca volver a las clases, y a la tarde visita al Palacio Imperial. ¡Era una de las visitas pendientes!

Las fotos os pido que esperéis hasta mañana, hoy ya es muy tarde aquí. Mis disculpas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Kaixo Xabi.
Que bien que podamos seguir tu blog.
Mi hijo pagaria por encontrar un insecto gigante de esos(kabuto mushi).
Ten cuidado con los mosquitos.Son de la especie "tigre",una vez que te han mordido, el picor puede durar unos cuantos dias.Es insoportable.Te recomiendo que compres la crema"MUHI ALPHA S"en caso de que te piquen.Es muy buena.

Por cierto en"RUROUNI KENSHIN" Kenshin y Yukishiro Tomoe vivian en una granja de montana en Otsu.

Disfruta de tu estancia.
Cuidate,bye


Kawai

Anónimo dijo...

Kaixo Xabi,
veo que te lo sigues pasando muy bien, tan bien que me das envidia, sana por supuesto. Por cierto, ¿cómo pudiste cenar con las manos esposadas? y ¿Cuánto pagasteis por la cena con "mordiscos" de zombis incluidos?
Me parece una buena idea para poner un restaurante aquí y si no te va bien el negocio, puedes reducir tu ansiedad mordiendo a los clientes.

Un abrazo y recuerdos de Laura y Nora

Unknown dijo...

kaixo paraca!!
buff! es la primera vez que entro en tu blog y la verdad es que da la sensacion de que dedicas dos horas diarias a escribir!! seras como la caja negra de los aviones si os pasa algo!
la verdad es que me das un envidia increible! me alegro mucho de que os lo esteis pasando tan bien.
un beso!
Itxaso

Xabier Cortes dijo...

Anda, no sabía que ese manga de Kenshin transcurría por aquí. La próxima vez que lo lea me fijaré más.

De momento los mosquitos sólo están, sin llegar a molestarme.

Y Fernando, no comí con las manos esposadas, ¡jajaja! Sólo me las pusieron para llevarnos a nuestra celda, luego manos libres para comer.

¿¡Qué tal estamos Itxaso!? Bueno, no llego a dos horas, pero alguna vez no me quedo lejos. Espero que os vaya bien todo por allí.