martes, 15 de julio de 2008

Mucho que hacer, poco tiempo para disfrutar

El martes ha sido un día muy variado. Apenas me he levantado (antes que el lunes, para asegurarnos de no llegar tarde), y tras darme una refrescante ducha, he tomado uno de esos abundantes desayunos de la abuela y hemos salido a la estación. La madre, muy amable, nos acerca en coche. Al decirles adiós, no hay que olvidar decir "ittekimasu". Ella responde con "itterashai".

Hoy sí, hemos llegado a tiempo. Pero Hiroshi ya estaba en clase ajustando el trípode de la cámara con la que grabará la lectura de nuestra pequeña redacción. Hemos hecho un sorteo para ver quién sale antes a leer. Una de nuestras compañeras no ha querido participar, una pena.

Con mayor o menor acierto, hemos ido contando lo que nos ha parecido el viaje a Japón, la familia y otros temas relacionados. Ahora a esperar a que las otras clases hagan lo mismo para preparar el DVD.


Al salir de clase, he hablado un rato con Thomas, que al parecer se ha decantado por irse a Kawaramachi a darse una vuelta con una compañera inglesa. Así que le digo a Kuni que le dejemos en paz y que nos vayamos a otra parte.

La comida es un buen momento para trazar planes. Hemos decidido acompañar a Mariana y Efraín a ver la pagoda de Toji, al sur de Kyoto, porque al parecer el Ginkaku-ji está de obras. Así que nada más terminar de comer nos hemos ido en autobús hasta allá.

El calor apretaba, por lo que nada más entrar nos tomamos un refresco en unos bancos que hay a la entrada. Mientras, hemos podido ver cómo unos monjes (de verdad) andaban en fila india y entraban a un edificio cercano. Estaban un poco lejos, así que no he podido hacerles una foto.

El acceso estaba un poco restringido. No se podía entrar a la pagoda en sí, una pena. Con lo curiosos que me parecen esos edificios. A otros dos edificios que había ahí sí podíamos entrar, pero las fotografías estaban prohibidas en su interior.

¿Y qué había allí? Un poco lo que ya vimos en el templo de Sanjuusangendo: figuras de Buda y otras deidades asociadas. Las estatuas de mayor tamaño de Buda tenían a su vez un montón de otras estatuillas de Budas. Así que ver esa estatua era como una saturación inmediata de Budas que te observaban.

Los jardines merecían un buen paseo. Tenía un lago poco profundo con tortugas, carpas y un animal que según dijo Kuni te podía arrancar un dedo de cuajo. Era como una tortuga, pero su cabeza parecía un lagarto, con mirada reptiliana. Los árboles del parque tenían cartelitos con el nombre de la especie. ¡Así aprendemos un poco de botánica japonesa!

Por último, estuvimos tirados un rato descansado, hacía demasiado calor. Mientras descansábamos, hemos visto como un cuerpo de seguridad adiestraba a unas chicas que parecían ser aprendices de guías turísticos. Les estaban enseñando cómo desenrrollar y utilizar la manguera de agua en caso de incendio. Bueno, pero es que además de eso... ¡tenían cubos de agua ya llenos rodeando todos los edificios! Eso es estar preparado.

De aquí tomamos el bus para volver a la universidad y empezar con nuestras actividades de club. La primera hora de kendo ha sido lo mismo que los otros días: suri-ashi (ejercicio de pies), y técnicas básicas de men, kote y kote-men. Ah, también nos hicieron golpear el do. Sin hacer mucho ya se sudaba demasiado.

Tras terminar, pedí si podía ver el entrenamiento. Me dejaron, pero nada más empezar me invitaron a unirme a ellos. ¡Bien! A ver cómo es esto. Primero, un calentamiento suave (yo ya estaba a punto con la hora anterior). Luego, suburis. Series de 30. No se han entretenido demasiado, y el ritmo ha sido normal. Joge-suburi, zenshin-kotai-shomen, sayu-men y haya-suburi. Tras esto, seiza en fila, a ponerse tare y do. Yo no tenía, así que me quitan el shinai y todo. Y no sé, entiendo como que para mí se ha terminado. Pero tras sentarme en el "banquillo", un senpai me dice si quiero seguir, que me dejan el bogu. Y acepto, claro.

Así que nada, me pongo el tare (con el nombre quitado, claro) y el do. Y a beber un poquito de té. El alumno de menor rango sirve a los de mayor, y así. Debería ser yo quien sirve a todos, pero por ahora no sé cómo funciona y no lo hago yo. Después, a ponerse lo que queda de bogu. Así que ya con el equipo completo, comenzamos con ejercicios: kirikaeshi-men, unas cuantas veces. Técnica de men, kote-men... por ahora no tengo problemas para entender los ejercicios.

Aunque luego sí, he tenido que pedir al que estaba en frente de mí que me lo dijera despacio, porque no lo pillaba. Incluso en un par de ocasiones tuve que pedir esperar a que los demás empezaran para comprenderlo, porque me decían el nombre pero yo no lo entendía. En fin, que en su mayoría eran técnica de anticipación (debana). Aunque las variantes no me quedaban claras y temo haber hecho más de un ejercicio incorrectamente.

De todas formas, los senpai han estado en todo momento muy comprensivos conmigo, y durante el "tiempo del té" han estado interesados por conocerme y tal. Debe de ser raro que un occidental aparezca por ahí y quiera unirse a un entrenamiento. Más aún en un club relativamente modesto de estudiantes universitarios (diría que todos más jóvenes que yo, porque se sorprendieron al decirles mi edad).

No he aguantado hasta el final, por culpa de mi perenne problema con los pies. De nuevo, parte de la piel se ha separado y me ha dejado parte del pie desprotegido. Aunque sólo me he perdido un par de tandas de kirikaeshi-men antes de terminar, me ha dado mucha rabia.

Para terminar, nos quitamos el men y los kotes (siempre respetando los rangos, hasta que el de mayor rango no comienza, tú ni te mueves) y hacemos formación en filas de 3 para los saludos finales.

Y un poquito más de té. Yo, deshidratado, por supuesto. Podía beberme el barril de té entero que aún necesitaría más agua. Hemos seguido charlando un poco después, con mi pobre japonés y su pobre inglés. Pero no ha habido demasiado problema para entendernos. La mayoría llevaban en esto más de 6 años, siendo más jóvenes que yo. ¡Qué envidia!

Por lo pronto, parece que podré unirme a ellos de nuevo el jueves, si mi pie me deja (aunque tenga que ponerme un metro de esparadrapo). ¡A ver qué tal se me da entonces!

Tras dar gracias repetidas, veces, saludar y despedirme, me he ido a la ducha para quitarme el look de pitufo. Pero... ¡me he dejado el jabón en casa! Pues nada, cenaré como un pitufo. ¡Qué de tinte sueltan las prendas! Me he encontrado con Kuni, Miami (su amiga) y Thomas en la universidad, y de ahí hemos tomado el tren hasta Kawaramachi. Los autobuses no te acercan hasta allá porque las calles están cortadas.

El ambiente festivo ya está instaladísimo en la zona. Mucha gente (repito, mucha gente) vestida con Yukata (como un kimono de verano, fresquito). Las carrozas (quietas, por ahora), están llenas de gente vestida de una manera tradicional, tocando música de la fiesta (aunque es muy solemne, por el tinte religioso, supongo).

Estábamos con hambre (¡y yo con mucha sed todavía!). Hemos entrado a un restaurante de aspecto normalillo, pero donde nos han dado muy bien de cenar. Esos cartílagos de pollo que aquí gustan tanto, unas salchichas, butifarra (sí, butifarra, aunque la llamasen chorizo), arroz, ensalada... variado y rico. Además, he probado la cerveza Sapporo, que era la que me faltaba. Es suavecita, bien para los calores (aunque cuando estás con el aire acondicionado te olvidas). Aunque sigo prefiriendo la Suntory.

Tras echar unas risas, hemos tomado casi el último tren hacia casa (23:20). Como era tarde, mami no viene a buscarnos, y nos hemos dado un paseíllo en el calor nocturno. En casa, con una pequeña ducha me he quitado lo azul para dejar de parecer un muerto viviente (el color del cuerpo parecía el de alguien muerto hace días, feo feo). Y fresquito, a dormir.

Siguen faltando las fotos, y sigue faltándome tiempo para esto (perder al menos 2 horas diarias en transporte pesa). Ya recuperaré el día atrasado. Gomennasai.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola:

Lo de los cartílagos de pollo dicen que es muy bueno para las articulaciones...pero coincido contigo en que no es un plato demasiado atractivo (me quedo con los muslos y las pechugas...de las japonesas, juas, juas, juas).

Agur
Chema

Xabier Cortes dijo...

Hum, en esta entrada dije que no me convencían, pero hoy los he vuelto a comer y ya les estoy pillando el gustillo.

Aunque por ahora soy de tu misma opinión.

Anónimo dijo...

Hola Xabi!!!

Enhorabuena por tu acogida en el club de kendo!!!1 jajaja a ver si empiezas a repartir tu el te que el que lo reparte querra matarte!!!
Oye el thmas ese parece un pelin autistilla no???
A ver si nos haces fotos del festival!y de tu yukata!!!

Pasalo genial!

Anónimo dijo...

Omedetou Xabi-san.
Parece que el entrenamiento no fue tan malo no?.Practicando con ellos con ese calor no solo te hara mas fuerte fisicamente sino mentalmente.Tendremos que prepararnos para cuando vuelvas.Ya puedes cuidarte ese pie, para cuando empieces a viajar alrededor del pais.
Esa "criatura" parecida a la tortuga llamada SUPPON,sabias que se puede comer? Dicen que es muy nutritivo...

Ayer tuvimos entrenamiento.Te mandan recuerdos.Algunos han estado en Huesca en un curso de verano.Dicen que estuvo genial.

Arigatou

Kawai

Xabier Cortes dijo...

Sí, Thomas va un poco a su bola.

Ya he hecho fotos del festival, pero tengo que hacer la entrada del miércoles todavía.

Ah, sí, eso mismo me dijo Kuni, que el suppon se podía comer.

Hoy, a entrenar otra vez. Ya tengo ganas.